Desde hace 17 años publico en TODO MEXICO, SOMOS HERMANOS, mes con mes, unas cosquillas que recorren calladitas los caminos. A veces me pregunto con quién se habrán topado. Me gusta pensar que quizás a alguien le llegaron en el momento preciso y le alijeraron el morral tantito. Como quiera que sea, a una le toca seguir abriendo la brecha y son los pajaros, las abejas, el viento los que esparcen las semillas y a otras manos, la mayoría de las veces, la cosecha.
El año se fue volando y nos encontramos a punto de cerrar el tan mentado 2012 que, estoy segura, será de bendiciones porque al final de camino se entiende que todo es en nuestro beneficio.
Comparto el Somos Hermanos que así aparece vía internet y anexo el texto de El Caracol, una de mis canciones favoritas que he cantado de aquí para allá y acuyá en ese deseo de hacer cosquillas al corazón del que se cruce por mi camino.
COSQUILLAS
AL CORAZÓN
EL CARACOL
Margarita Robleda Moguel
Conocí a mi querida amiga Maruca Hernández en un campo de
refugiados guatemaltecos en el estado de Campeche. Eran los tiempos de la
guerra y cientos de familias encontraron la conocida hospitalidad mexicana.
Recuerdo que estaba rodeada de niños y niñas y, al verme, se le encendió la
cara de sorpresa y emocionada volteó para preguntarles a los pequeños. ¿Cuál es
su canción favorita? Los niños respondieron sin mucho pensarle: ¡Caracol!
Compuse El Caracol hace más de 20 años, pero es Maruca la que
lo mantiene vivo y en movimiento; y ahora danza por las montañas y cerros,
entre mazorcas y pinos en los tonos dulces
de las lenguas Tzotzil y Tzeltal; me cuenta sonriente que sigue siendo la
favorita de chicos y grandes en la comunidades chiapanecas en las que trabaja.
“Caracol, caracol, caracol, mira de frente al sol,
sal de tu concha, sal de ti mismo, no temas al amor.
Eres chiquito, muy pequeñito, pero algo tienes para ofrecer,
tu mano amiga, una ilusión, una sonrisa y tu corazón.
Caracol, caracol, caracol…
Sal de tu concha, de tu egoísmo, sal de tu miedo, sal de ti
mismo,
toma mi mano, somos amigos, si vamos juntos será distinto.
Caracol, caracol, caracol…”
En efecto yo la compuse, pero cuando la escuchó transformada
en la dulce voz de Maruquita y la veo reflejada en los ojos y sonrisas de los
niños y las niñas, me doy cuenta que mi hijo creció y salió a los caminos y que
ahora es de todos, de todas; ya no me pertenece. Salió de su miedo, de su
egoísmo, y nos recuerda, que si vamos juntos… ¡todo será muy distinto!