MÉRIDA - Opinión. 06/01/2009
Postdata para los Reyes...
Sin límite de géneros
Por Margarita Robleda Moguel
Posdata: Queridos Reyes magos: Sí, ya sé que no fueron reyes, ni magos ni siquiera tres. Pero tampoco yo soy una niña vestida de rana, así que sigamos jugando al Chentutuz, que le da a nuestra vida diaria la urgente cucharada de fantasía que nos aligera tantito el morral de la neurosis.
Hace unos días tuve la fortuna de ir a Valladolid y participar en mi primer jetz mek, ancestral ceremonia maya que aún se practica en el interior de Yucatán. En ella, mientras caminan en círculos, los padrinos les van dando a los ahijados, según el género, herramientas para enfrentar la vida. Mi amiga Candi May, incansable promotora de la lectura y de la cultura maya, le dio a su ahijado el Popol Vuh y un libro con los derechos de los pueblos mayas. Pensé que tendrían que haberle añadido una muñeca, pues, independientemente de si decide ser o no papá, el varón necesita aprender a dejar fluir su ternura en beneficio propio y el ajeno.
Así pues, mis estimables reyes, sin limitarme a los géneros, les pido lo siguiente:
Martillo, para romper todos los candados y rejas que me amarran, me atan. Ya sea exteriores como el miedo al qué dirán, como interiores: terror a equivocarme, entre otros.
Tijeras, para cortar el egoísmo de creerme el centro del mundo, que todo lo merezco, que todo debe girar alrededor mío. Estas tijeras deben estar muy afiladas para cortar también, desde la raíz, la intolerancia. Quiero aprender a reconocer que somos diferentes y que las diferencias nos enriquecen.
Cinta métrica, para medir las consecuencias y hacerme responsable de ellas. Yo no puedo decir “se cayó el vaso”. Tengo que aprender a responder: se me cayó a mí. Quiero medir la fuerza de mis palabras. Tomar conciencia de que con ellas puedo encumbrar o destruir.
Una calabaza llena de agua me recordará lo que es vital; lo esencial de lo superfluo, lo importante de lo inmediato, lo valioso de lo caro, lo que es auténtico entre tanta marcada, cual ganado vacuno, de marca. Me invitará a buscar gente con pozo profundo para intercambiar nuestras aguas frescas, distintas, estimulantes, únicas y evitar las pequeñas charcas de agua estancada de tantas quejas y reclamos, de tanto juicio a las vidas ajenas.
Una lupa que mantenga mi curiosidad alerta, que me ayude a seguir las pistas que me llevarán, como en un rally, a la siguiente etapa.
Una vela, para mantener encendida la esperanza, a pesar de tanto viento de tristeza, apatía, desinterés que sopla en derredor. Esperanza que se construye cada día en la creencia de que aún somos capaces de recuperar nuestra esencia humana.
Un espejo, para mirarme como realmente soy y cómo podría llegar a ser si logro despojarme de tanta prisa, tantas necesidades aprendidas, tanta superficialidad, tanto enojo, tanta frustración, tanto tanto que me roba la vida.
Una ventana, para descubrir que el mundo es mucho más amplio que el perímetro de mi casa, mi familia, mi ciudad, mi conocimiento, formación, gustos, tradiciones, cultura, forma de ver la vida. Que el universo es contenedor de universos sin fin y todos ellos pueden estar en el corazón de una persona.
Una puerta, para mantenerla siempre abierta. Nunca se sabe cuándo una palabra, un gesto, un hecho, un libro, una persona... nos puede cambiar la vida.
Gracias, queridos, aunque no sean reyes, ni magos ni siquiera tres, de parte de una que ni es niña ni tampoco rana, pero que, así como ustedes, deambula por la vida en busca de una estrella que un día nos guiñó el ojo y después de eso las cosas nunca volvieron a ser igual.—
Mérida, Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com
Cuentos, poemas, adivinanzas, preguntas, conferencias, cosquillas a las neuronas y al corazón
domingo, 25 de enero de 2009
Querido 2009
QUERIDO 2009
Margarita Robleda Moguel
¡Bienvenido! Como seguramente ya sabes, la gente está muy preocupada con tu llegada. Las noticias y rumores dicen que vienes “horripilante”. El tucho, el coco y la mano peluda se quedan chicos frente a tu poder desestabilizador. Bueno, hasta la abuelita de Chucky resulta Caperucita Roja comparada contigo.
Y yo, como ya perdí la inocencia, en lugar de preocuparme intento ocuparme; trato de analizar para entender; buscar respuestas, seguir preguntando, participar.
Estoy confundida. Puedo entender que las empresas y los dueños del dinero quieran ganar. Lo que no me cabe en la cabeza es que con tanto dinero no tengan un asesor visionario que los cuestione: “Oye, ¿A dónde piensas ir a gastártelo? ¿A otro país? ¿Cuál te gusta? ¿A otro planeta?”
Sigo preguntando. ¿A dónde irán los miles de empleados que echan a las calles las empresas para preparar tu llegada? Seguramente lo hicieron sin razonarlo demasiado, siguiendo, al pie de la letra, el librito de los gurús de Wall Street. Ese que dice: negocio es negocio y lo que le toca al hombre de éxito es proteger sus canicas a costa de lo que sea. Basta leer el Diario, para saber a dónde llegaron ellos con esa manera de pensar.
Esas empresas que andan haciendo recortes para no salir raspadas… no alcanzan vislumbrar que estamos en el mismo barco; que existen una gran infinidad de matices entre el blanco y el negro. Que si bien es cierto que como empresarios es comprensible que aspiren a ganar, ese ganar no tendría que medirse únicamente en la cantidad de dineros que acumulan en las cuentas bancarias de sus paraísos fiscales; la ganancia también tendría que cuantificarse por la calidad de vida de la comunidad que habitan. La paz como fruto de la justicia: la libertad.
¿De que nos sirve tener nuestros libros en números en negro si las calles están en rojo? Las empresas que cercenan su planta laboral no toman en cuenta a sus posibles consumidores y, a final de cuentas, las medidas serán en contra de ellas mismas.
¿Qué pasa si en lugar de ganar ganar, a costa de lo que sea, ganamos todos manteniendo al país en movimiento? Con honestidad y compromiso cada quien en su trinchera. La parálisis no nos llevará a ninguna parte; el movimiento, en cambio, nos mantendrá vivos; nos permitirá fortalecernos de la crisis; y en la resilencia, crecer.
¿De qué nos sirven las graficas exitosas en un país destruido por el desempleo y la violencia; desunido y a la deriva? Campo fértil, a la larga y a la corta, para todo tipo de desordenes que luego… ¿Quién podrá detener?
¿Ganar para perder? ¿Perder para ganar? ¿Qué pasa si un par de años no tenemos las ganancias que acostumbramos? ¿Si nos mueven de lugar en la lista de Forbes? ¿Si gracias a ello mantenemos el barco a flote? ¿Si sobrevivimos? ¿Si creamos esperanza y unión en lugar de tanto egoísmo y desaliento? ¿Si tejemos alianzas solidarias, de verdad, sin tanto bla, bla? ¿Si promovemos la trasparencia y buscamos el bien común?
¿Cómo mandar el mensaje, querido 2009, de que sólo juntos, ¡Xuxes! Comprometidos y solidarios saldremos adelante?
El Planeta, el Continente Americano, México, Yucatán, mi comunidad, mi familia y yo merecemos mucho más que esta prisa, estas ansias por tener, esta frivolidad de casino, este “ahí se va”; tanta basura, tantas mentiras, tanta falta de compromiso; tantos derechos humanos sin humanos derechos; esta insatisfacción, estos miedos, estas tristezas.
Bienvenido seas 2009, tu llegada renueva mi esperanza de que, quizás, aun estemos a tiempo de cambiar, de recuperar nuestra esencia humana. ¡Borrón y cuenta nueva! El año se presenta nuevecito para escribir nuestra historia. Las palabras claves tendrían que ser: nosotros, juntos, todos; reducir, reparar y reciclar; convivir, compartir, aprender, planear, comprometerse y disfrutar.
Entonces sí, feliz 2009.
margarita_robleda@yahoo.com
Margarita Robleda Moguel
¡Bienvenido! Como seguramente ya sabes, la gente está muy preocupada con tu llegada. Las noticias y rumores dicen que vienes “horripilante”. El tucho, el coco y la mano peluda se quedan chicos frente a tu poder desestabilizador. Bueno, hasta la abuelita de Chucky resulta Caperucita Roja comparada contigo.
Y yo, como ya perdí la inocencia, en lugar de preocuparme intento ocuparme; trato de analizar para entender; buscar respuestas, seguir preguntando, participar.
Estoy confundida. Puedo entender que las empresas y los dueños del dinero quieran ganar. Lo que no me cabe en la cabeza es que con tanto dinero no tengan un asesor visionario que los cuestione: “Oye, ¿A dónde piensas ir a gastártelo? ¿A otro país? ¿Cuál te gusta? ¿A otro planeta?”
Sigo preguntando. ¿A dónde irán los miles de empleados que echan a las calles las empresas para preparar tu llegada? Seguramente lo hicieron sin razonarlo demasiado, siguiendo, al pie de la letra, el librito de los gurús de Wall Street. Ese que dice: negocio es negocio y lo que le toca al hombre de éxito es proteger sus canicas a costa de lo que sea. Basta leer el Diario, para saber a dónde llegaron ellos con esa manera de pensar.
Esas empresas que andan haciendo recortes para no salir raspadas… no alcanzan vislumbrar que estamos en el mismo barco; que existen una gran infinidad de matices entre el blanco y el negro. Que si bien es cierto que como empresarios es comprensible que aspiren a ganar, ese ganar no tendría que medirse únicamente en la cantidad de dineros que acumulan en las cuentas bancarias de sus paraísos fiscales; la ganancia también tendría que cuantificarse por la calidad de vida de la comunidad que habitan. La paz como fruto de la justicia: la libertad.
¿De que nos sirve tener nuestros libros en números en negro si las calles están en rojo? Las empresas que cercenan su planta laboral no toman en cuenta a sus posibles consumidores y, a final de cuentas, las medidas serán en contra de ellas mismas.
¿Qué pasa si en lugar de ganar ganar, a costa de lo que sea, ganamos todos manteniendo al país en movimiento? Con honestidad y compromiso cada quien en su trinchera. La parálisis no nos llevará a ninguna parte; el movimiento, en cambio, nos mantendrá vivos; nos permitirá fortalecernos de la crisis; y en la resilencia, crecer.
¿De qué nos sirven las graficas exitosas en un país destruido por el desempleo y la violencia; desunido y a la deriva? Campo fértil, a la larga y a la corta, para todo tipo de desordenes que luego… ¿Quién podrá detener?
¿Ganar para perder? ¿Perder para ganar? ¿Qué pasa si un par de años no tenemos las ganancias que acostumbramos? ¿Si nos mueven de lugar en la lista de Forbes? ¿Si gracias a ello mantenemos el barco a flote? ¿Si sobrevivimos? ¿Si creamos esperanza y unión en lugar de tanto egoísmo y desaliento? ¿Si tejemos alianzas solidarias, de verdad, sin tanto bla, bla? ¿Si promovemos la trasparencia y buscamos el bien común?
¿Cómo mandar el mensaje, querido 2009, de que sólo juntos, ¡Xuxes! Comprometidos y solidarios saldremos adelante?
El Planeta, el Continente Americano, México, Yucatán, mi comunidad, mi familia y yo merecemos mucho más que esta prisa, estas ansias por tener, esta frivolidad de casino, este “ahí se va”; tanta basura, tantas mentiras, tanta falta de compromiso; tantos derechos humanos sin humanos derechos; esta insatisfacción, estos miedos, estas tristezas.
Bienvenido seas 2009, tu llegada renueva mi esperanza de que, quizás, aun estemos a tiempo de cambiar, de recuperar nuestra esencia humana. ¡Borrón y cuenta nueva! El año se presenta nuevecito para escribir nuestra historia. Las palabras claves tendrían que ser: nosotros, juntos, todos; reducir, reparar y reciclar; convivir, compartir, aprender, planear, comprometerse y disfrutar.
Entonces sí, feliz 2009.
margarita_robleda@yahoo.com
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