Inquietudes de una raya
Una raya rayada, cansada de sentirse raya, soñaba con ser círculo.
Se sabía tan recta, sin sorpresa, tan sin chiste, que decidió salirse de su espacio dispuesta a correr riesgos e investigar la receta.
Por la planicie de una hoja se encontró con una escuadra.
—Hola, raya —le dijo ésta.
—Hola —respondió sorprendida. —¿Quién eres? Te ves diferente.
—Me llamo ángulo. Me parece que somos algo así como parientes. ¿A dónde vas?
—Me gustaría aprender a ser círculo. ¿Podrías enseñarme tú?
—A ser círculo no, pero si quieres, puedes ser ángulo.
—Suena interesante. ¿Qué debo hacer?
—Es muy fácil, únicamente debes doblarte a la mitad, así.
—¡Oye! Se siente bien ser escuadra, esto es más emocionante que ser simplemente raya.
—Y esto no es todo —dijo el ángulo entusiasmado.—Si tienes 90 grados, te llamarás ángulo recto. Si son más, serás obtuso. Y menos de estos grados, ángulo agudo. ¿Ves qué divertido?
—¡Oh sí! —respondió la raya cambiando de grados para formar distintos ángulos.
Un día se cansó de ser obtusa, recta, aguda y decidió que mejor retornaba a su posición inicial de raya para continuar su camino.
El ángulo le recomendó visitar a su primo el triángulo, tal vez él sabría...
El triángulo resultó un personaje muy divertido.
La raya lo encontró produciendo música con un palito, en una orquesta.
—¡Tú has de ser la raya que quiere ser círculo! El ángulo me echó un grito que vendrías. Si tú quieres, yo podría enseñarte a ser triángulo, incluso a tocar en una orquesta, pero me temo que no sé nada de círculos.
La raya lo escuchaba fascinada, moviendo sin pestañear sus rayados ojos. El triángulo vibraba de entusiasmo y vida.
—Si aprendiste a ser ángulo, sabrás que yo tengo tres. Divide tu raya en tres secciones, la primera y la segunda en ángulo agudo, la tercera la unimos con la primera. Puedes ser isósceles, si tus lados son más largos que tu base; equilátero, si los tres son iguales.
La raya sudaba grados para atinar con las indicaciones.
—¡Muy bien! —aplaudió el maestro. —Ahora ya sabemos que puedes ser un verdadero triángulo.
La raya se sintió satisfecha... por un tiempo; después de éste, decidió que ser triángulo no era suficiente.
El triángulo le sugirió visitar al cuadrado. A este señor lo encontró muy ocupado, pero después de leer la carta de presentación, aceptó ayudarla.—Si pudiste convertirte en triángulo, no veo por qué no puedas hacerlo en cuadrado. Ahora, en vez de tres, te dividirás en cuatro partes iguales. La primera la doblas para arriba y la segunda la dejas abajo; ¡eso! Ahora tienes un ángulo recto. La tercera para arriba nuevamente, en escuadra. Ahora tienes dos, la cuarta parte la unes a la primera. Ahora tienes cuatro ángulos rectos de 90 grados.
—¿Ves que fácil es? Si estiras el ángulo de arriba y el de abajo, te puedes convertir en rombo.
La raya dócilmente seguía todas las instrucciones de su cuadrado maestro.
Después de lograr su objetivo decidió:
—Te agradezco, cuadrado, todas tus explicaciones, pero ¿sabes?, a mí me gustaría ser círculo y no sé que hacer.
—No es tan difícil como piensas —respondió el cuadrado.
—¿No lo es?
—Después de haber sido ángulo, triángulo y cuadrado, eres más ágil y flexible. No creo que tengas problema. Tal vez si tu cabeza toca tus pies... Pero ¡no! ¿Qué digo? La ciencia es algo serio —tosió.
La raya se despidió con los ojitos brillantes.
En su camino se topó con una naranja. Fue tan de repente, que la raya enmudeció por la emoción.
—Hola —dijo la naranja. —¿Te sucede algo?
La raya parpadeó al sentirse descubierta.
—Eres tan hermosa...
(Si tu cabeza toca tus pies... recordaba).
—Gracias —respondió la naranja con un airecito de flor de azahar.
—Te he buscado tanto y ahora que te encuentro...
—¿Puedo hacer algo por ti? —preguntó la naranja ruborizándose de anaranjado.
—No sé... no sé cómo decirlo —balbuceó la raya muerta de vergüenza.
—Anda, no tengas pena.
—Bueno —la miró de reojo. —¿Me permites abrazarte?
—¿Abrazarme? —preguntó sorprendida la naranja.
—Sí —respondió la raya zigzagueando por la emoción.
—Con tu abrazo yo podré tomar forma. El contacto contigo me permitirá ser lo que siempre he anhelado: ¡círculo! Sin ti seré únicamente una raya más, sin gracia, sin chiste.
—Vaya —respondió la naranja— me alegro mucho de poderte ser útil.
La raya comenzó a alargarse hasta formar una media luna. "Si pudiera crecer un poco más", rezaba la raya. La naranja, quietecita, le echaba porras en silencio. "Si tu cabeza toca tus pies, pondrías el mundo al revés".
La raya, transformada por el abrazo en círculo, se despidió agradecidísima de la naranja dando maromas. Ésta, emocionada, soltó una lágrima de jugo de naranja.
Como círculo, descubrió la redondez del mundo, brincó de arriba abajo sintiéndose pelota, globo, sol, pompa de jabón, envolvió a un huevo y se convirtió en círculo ovalado, pero fue hasta que abrazó una estrella, cuando se dio cuenta de lo maravilloso que era ser raya.
"Yo que me pensaba tan plana, tan insignificante, tan sin chiste… tengo todas las posibilidades del universo: si lo deseo, puedo ser triángulo y participar en una orquesta, puedo ser una caja, un sol o una estrella, puedo incluso jugar a ser garabato ¡Se vale equivocarse! o puedo ser tan larga como una carretera. Entre todas las formas y bellezas, he descubierto que soy la más divertida, porque puedo convertirme en lo que yo quiera".
Margarita Robleda Moguel.
9 comentarios:
Ahh barbara me ha hecho reir y llorar,muchas gracias!!
Se vale equivocarse jejeje..
Muchas gracias!
Hace un par de meses escuché este cuento en el programa de Fernanda Familiar y me encantó. Hoy me acordé de el por un comentario de una compañera de trabajo y me di a la tarea de buscarlo. La mejor frase al cierre: "Puedo convertirme en lo que yo quiera"
¡¡¡Seamos rayas!!!
Margarita, tenía cerca de 15 años de no leer ese cuento. Recuerdo una vez que nos visitaste al Montessori de Chihuahua. teníamos muchos de tus libros, eran maravillosos, tengo que encontrarlos en la casa. Un saludo muy cariñoso. Y muchas gracias por darnos una chispita de creatividad.
Hola, estoy buscando un librito que de pequeña aprendí de memoria, lástima que ya lo he olvidado, creo que podría ser éste, yo tengo 28 años, y lo aprendí cuando aun no sabía leer, debía tener 4 o 5 años, por lo que sería de mucha utilidad saber en qué fecha se publicó este cuento. El que yo miraba, era en blanco y negro, y la raya iba pasando de página en página, empezando donde se había quedado en la página anterior. Bueno, si es éste cuanto, sabríais dónde podría comprarlo.
Gracias de antemano.
Un saludo!
Como lo adquirí no me acuerdo, de milagro lo encontré: un cassette con fácil 10 o mas años de antigüedad y el recuerdo del cuento de la raya que no sabia que ser o del caracol que se iba a Jamaica y una voz muy dulce y muy amena que hoy quiero compartir con mi hija, 'pero el cassette ya no suena.
busque en ares y nada, llegue a esta página y nada que oír ,busque en la tiendita y menos (en mi ciudad - Acayucan, Ver.) con trabajos hay una abarrotera grande pero ni una sola librería, fui al blog y mucho de buen leer pero nada de escuchar, el facebook tampoco, una noticia del notisureste, un archivo en youtube de literatura infantil, algo por fin para escuchar pero nada parecido a esos cuentos de mis remembranzas y entonces ahora como hago para que mi niña siga gozando del escuchar (ya se sabe de memoria toda la colección de cuentos narrados por cri cri con solo escuchar).
Queremos escuchar, ahora bien podría de algún modo recuperar aquellas mis historias contadas por tan bella, modulada y emotiva voz ? ¿como hacerle?
Ojalá y me ayuden a encontrarla
Un saludo
Miguel Cinta Bulnes
El lunes 31 de enero de 2011 tuve la oportunidad de compartir este maravilloso cuento con niñas, niños, maestras, maestros y padres de familia... Fue muy emocionante tener a Margarita y a la inquieta raya en la Escuela Primaria Luis Braille y decirles a todas y todos que intentarlo sigue siendo la mejor manera de conseguirlo...
El fomento a la lectura es una prioridad para tod@s los docentes de nuestra escuela.
Saludos a mi amiga Margarita, que siempre nos echa porras desde donde se encuentra.
Profr. Juan Guillermo Bonilla Cuevas
Estupenda historia que estimula la imaginación de los niños, los papás y como decía Cachirulo: y los papás de los papás de los niños.
esta historia la escribió una compañera del CETis 140 de Jacala Hidalgo. hubo un concurso, Hilda Rubio Sánchez gano el segundo lugar a nivel Estado. cuantos cuentos no se habrá adjudicado está persona.
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