Cuentos, poemas, adivinanzas, preguntas, conferencias, cosquillas a las neuronas y al corazón
lunes, 22 de diciembre de 2008
sábado, 1 de noviembre de 2008
Parece que fue ayer
No fue publicado, te lo comparto por este medio.
Margarita Robleda Moguel
“Parece que fue ayer…” canta Manzanero, con quien por cierto, compartí avión rumbo a Guayaquil Ecuador la pasada semana. Vaya, me dije al verlo, dos yucatecos, ensanchando territorios para compartir nuestra cultura.
Si, parece que fue ayer, pero no. Este año se cumplen 30 años de aquel “Mundo de Cristal” y “El mundo de Margarita y Chavita” series de televisión que se proyectaron en el canal 3 de Mérida, en 1978 y 1979 con las canciones y presencia de la de la voz.
En ese entonces, el canal local tenía todas la de ganar. No existía cable, o sea que todos los domingos, a las 9:30 de la mañana, los niños y las niñas de Mérida tenían una cita con una amiga que les mandaba besos de rana, les cantaba con su guitarra Chavita: El gusanito, El caracol, la tortuga y La ranita, entre otros. Los invitaba a hacer sus juguetes con material de desperdicio, a reconocer el trabajo de las personas, en la sección “Oficios del hombre”; a conocer su ciudad, a investigar cómo se hacían las cosas y a disfrutar la imaginación.
La respuesta generosa de los niños y las niñas me quitó el tapete: si realmente me importaban esos pequeños, tenía que importarme de qué se alimentaba su estomago, su cerebro, su corazón. No me quedó de otra, tuve que optar y desde entonces soy: CEPPE: “Cantante Esquinera y Parquera, por Elección”. Ningún producto es lo suficientemente bueno para avalarlo, ningún dinero suficiente para vender la palabra.
De cuando en cuando conozco viejos amigos que me dicen: “Crecí con tus canciones”. Historias conmovedoras, como aquella señora que me platicó, alguna vez que cante en la concha del Parque de las Américas: “Yo te veía siempre en la tele. Mi mamá se murió en esos días, pero tu me consolabas cada domingo”. O la de una enfermera que conocí en un hospital de México que me contó que sus hijos siempre me “gustaban”. Que su niña tuvo un accidente y entró en estado de coma; que su tío le compro mi disco de canciones y le dijo: “mira chiquita, aquí está el disco de Margarita y Chavita, si no despiertas, se lo doy a tu hermanito…” Y, ¡despertó!
Hace unos días acompañe a mi amiga Beatriz Castilla para cantarle a sus amiguitas que llegan del interior del estado para sus terapias. Mi sorpresa fue que al comenzar a cantar, llegaron enfermeras y personal de intendencia a decirme: “yo crecí con esas canciones”. Sus comentarios me impulsaron a festejar este 30 aniversario. Me acerqué al Director del Instituto de Cultura del Estado, Renán Guillermo y le dije: Quisiera un espacio dentro del Otoño Cultural para festejar los primeros 30 años de cantarle a los niños y a las niñas. Me gustaría un teatro pequeño para convivir con mis niños de entonces y otro día, un espacio más grande, para que me lleven a sus hijos y nietos. ¡Bienvenida! -me respondió Renán. Esta es tu casa.
Así pues, si tú eres de aquellos, corre la voz. El martes 28 de octubre, a las 8 de la noche, en el cine Mérida, nos reuniremos a recordar. Después, el domingo 1 de noviembre, en el Teatro Daniel Ayala, a las 12 del día, llévame a tus chiquitos y chiquitas, para compartir con ellos las risas que un día te hicieron cantar.
Ayúdame. ¿Tienes algún video de aquellos programas? Por favor dame una copia para compartirles la noche del martes.
Desde mi habitación de hotel de Antigua Guatemala, después de una día lleno de sorpresas con niños y maestros de estos lares, agradezco a Dios y a la vida la posibilidad de encontrarme contigo: uno o una de aquellos niños y niñas, que marcaron mi destino y le dieron sentido a mi vida.
Antigua, Guatemala
PARECE QUE FUE AYER
Margarita Robleda Moguel
“Parece que fue ayer…” canta Manzanero, con quien por cierto, compartí avión rumbo a Guayaquil Ecuador la pasada semana. Vaya, me dije al verlo, dos yucatecos, ensanchando territorios para compartir nuestra cultura.
Si, parece que fue ayer, pero no. Este año se cumplen 30 años de aquel “Mundo de Cristal” y “El mundo de Margarita y Chavita” series de televisión que se proyectaron en el canal 3 de Mérida, en 1978 y 1979 con las canciones y presencia de la de la voz.
En ese entonces, el canal local tenía todas la de ganar. No existía cable, o sea que todos los domingos, a las 9:30 de la mañana, los niños y las niñas de Mérida tenían una cita con una amiga que les mandaba besos de rana, les cantaba con su guitarra Chavita: El gusanito, El caracol, la tortuga y La ranita, entre otros. Los invitaba a hacer sus juguetes con material de desperdicio, a reconocer el trabajo de las personas, en la sección “Oficios del hombre”; a conocer su ciudad, a investigar cómo se hacían las cosas y a disfrutar la imaginación.
La respuesta generosa de los niños y las niñas me quitó el tapete: si realmente me importaban esos pequeños, tenía que importarme de qué se alimentaba su estomago, su cerebro, su corazón. No me quedó de otra, tuve que optar y desde entonces soy: CEPPE: “Cantante Esquinera y Parquera, por Elección”. Ningún producto es lo suficientemente bueno para avalarlo, ningún dinero suficiente para vender la palabra.
De cuando en cuando conozco viejos amigos que me dicen: “Crecí con tus canciones”. Historias conmovedoras, como aquella señora que me platicó, alguna vez que cante en la concha del Parque de las Américas: “Yo te veía siempre en la tele. Mi mamá se murió en esos días, pero tu me consolabas cada domingo”. O la de una enfermera que conocí en un hospital de México que me contó que sus hijos siempre me “gustaban”. Que su niña tuvo un accidente y entró en estado de coma; que su tío le compro mi disco de canciones y le dijo: “mira chiquita, aquí está el disco de Margarita y Chavita, si no despiertas, se lo doy a tu hermanito…” Y, ¡despertó!
Hace unos días acompañe a mi amiga Beatriz Castilla para cantarle a sus amiguitas que llegan del interior del estado para sus terapias. Mi sorpresa fue que al comenzar a cantar, llegaron enfermeras y personal de intendencia a decirme: “yo crecí con esas canciones”. Sus comentarios me impulsaron a festejar este 30 aniversario. Me acerqué al Director del Instituto de Cultura del Estado, Renán Guillermo y le dije: Quisiera un espacio dentro del Otoño Cultural para festejar los primeros 30 años de cantarle a los niños y a las niñas. Me gustaría un teatro pequeño para convivir con mis niños de entonces y otro día, un espacio más grande, para que me lleven a sus hijos y nietos. ¡Bienvenida! -me respondió Renán. Esta es tu casa.
Así pues, si tú eres de aquellos, corre la voz. El martes 28 de octubre, a las 8 de la noche, en el cine Mérida, nos reuniremos a recordar. Después, el domingo 1 de noviembre, en el Teatro Daniel Ayala, a las 12 del día, llévame a tus chiquitos y chiquitas, para compartir con ellos las risas que un día te hicieron cantar.
Ayúdame. ¿Tienes algún video de aquellos programas? Por favor dame una copia para compartirles la noche del martes.
Desde mi habitación de hotel de Antigua Guatemala, después de una día lleno de sorpresas con niños y maestros de estos lares, agradezco a Dios y a la vida la posibilidad de encontrarme contigo: uno o una de aquellos niños y niñas, que marcaron mi destino y le dieron sentido a mi vida.
Antigua, Guatemala
margarita_robleda@yahoo.com
Los viajes ilustran
MÉRIDA - Opinión. 16/09/2008
La violencia no es gratuita
Los viajes ilustran
Por Margarita Robleda Moguel
Viajar es salir al encuentro de otros mundos, es abrir ventanas y la posibilidad de asomarnos de puntitas a otras vidas: qué comen, cómo viven, festejan y arreglan sus diferencias. No se puede regresar igual después de un viaje, de la misma manera que no se puede permanecer el mismo después de leer un libro o de conversar de corazón a corazón.Este septiembre, la cosecha de 30 años de caminos me ha organizado un itinerario muy variado. Comencé en Nueva Jersey, con un taller para maestros bilingües. Éstos tenían cara de junio, con el peso del año cursado, en lugar de la de septiembre, después de un rico descanso y el entusiasmo del inicio de año. Percibí las divisiones entre países y la tristeza de un sueño americano venido a menos. “¡Mi vida! —me dije—, éstos son los que van a recibir a nuestros niños y niñas en su llegada a estas tierras”.El taller comenzó con la invitación a ponernos en los zapatos de los chiquitos. “Ya estás aquí. ¿Alguien te preguntó? ¿Te pidieron opinión? Escribe el nombre de cinco personas o cosas que más te dolió dejar...”.Cuando perdemos de vista la meta, comenzamos a ver los obstáculos. Este sencillo ejercicio, transformó el ambiente de los 60 maestros y maestras que nos encontrábamos en el salón. Los conectó a su propio dolor de dejar a ¿su gato?, a su abuelita, al señor que vendía paletas de limón en la esquina de su casa. Se diluyeron las fronteras, se hermanaron nuevamente, se tejieron puentes de empatía entre ellos y con los niños y las niñas próximos a llegar a sus salones de clase. Se recuperó el sentido del quehacer.Pensé en nuestra tierra tan dividida por las clases sociales, por las simpatías políticas, aun en los mismos partidos; por los juicios y las sentencias al otro, al diferente. Me pregunté si seríamos capaces de ponernos en los zapatos del otro. Ese que está matando sin ton ni son... ¿qué nos dice? Está vomitando a diestra y siniestra su dolor. ¿Cuál es mi cuota? Porque, según lo veo, esta violencia que estamos viviendo es sólo consecuencia de lo que hemos hecho y, también, de lo que dejamos de hacer, de lo que permitimos.En este momento, la programación de septiembre me trajo a la XI Feria del Libro de Saltillo, Coahuila. Durante toda la semana, los habitantes de esta comarca tendrán oportunidad de conocer a autores de primer nivel: conferencias, talleres, presentaciones de libros y espectáculos para todos los gustos.Los autores coahuilenses tienen un espacio especial para presentar ante propios y extraños sus propuestas. Alejo Carpentier es el festejado, por lo que todos los días diversos especialistas ahondaran en su obra.Sí, los viajes ilustran. En los Estados Unidos me enteré de que el alcalde de la ciudad de Detroit, se va a la cárcel por faltar a la verdad. La Cámara de Comercio de esa ciudad, presionó diciendo que: “Quién va a querer invertir en una ciudad en la que no se tiene confianza”. A otro señor, por andar comprando favores de los senadores en beneficios de empresas, le dieron seis años.La violencia no es gratuita ni se soluciona con rifles ni más cárceles. ¿Cuántos de los hampones que hoy nos aterrorizan únicamente disfrutan de la impunidad que, de una manera u otra, hemos permitido y organizado nosotros? Si bien es cierto que hay que consignarlos a ellos y a sus jefes, también es verdad que para luchar contra la violencia necesitamos más escuelas con maestros y maestras mejor capacitados y comprometidos para ponerse en los zapatos de sus alumnos; invertir más en espacios deportivos y culturales, bibliotecas, ferias de libros, como fiesta de los amigos. Fortalecer programas como “Coraza Juvenil”, más allá de la firma de convenios. Reconocer nuestra parte del pastel.Por lo pronto, después de esta brincadera que me falta del mes de septiembre: Guayaquil, Ecuador y Guatemala, estoy encantada porque tengo una cita con los niños y las niñas a los que les canté hace 30 años en el “Mundo de Margarita y Chavita”, dentro del Otoño Cultural de octubre, en mi Mérida amada, para cantar y seguir reflexionando de qué se trata todo este xek.—
Saltillo, Coahuila.
margarita_robleda@yahoo.com
Los otros derechos de los niños y de las niñas II
Este árticulo no se publicó... te lo comparto desde aqui.
YA ENCARRILADA…
Otros derechos de los niños y las niñas II
Margarita Robleda Moguel
Abro los ojos, observo y me pregunto: ¿tendremos todos la vocación de procrear? En mi caso, reconozco que soy una tía maravillosa que regala preguntas, horizontes, apoyos y confidencias. ¿Pero mamá? No lo creo. Mis curiosidades e inquietudes me llevan por los mil y un caminos. No tengo la capacidad ni los talentos inherentes a semejante especialidad. Así pues, me pregunto. ¿No tendría que ser un derecho para los niños y las niñas que sus papás se preguntaran alguna vez: tengo vocación de padre, de madre? “Caras vemos, gritos y sombrerazos a los hijos y a las hijas, no sabemos.” El registro civil, tendría que pedir por ley, junto con la prueba de sangre, un papel donde diga que los valientes que decidieron salir de su “mi, me, conmigo”, para apoyarse y crecer juntos, participaron en un curso de cuestionamiento profundo sobre su vocación paterna, maternal.
La otra sería, cuando la mujer va a su clínica para confirmar que va a tener un bebé; parte del servicio tendría que ser, otro papelito que diga que la futura mamá ya sabe que no debe darle a su bebe refresco de cola en su mamila, alimentarlo con sopas marchuchas y frituras… que los niños necesitan que les hablen, que les canten, que los arrullen y fortalezcan en el orgullo de sus raíces.
¿Dónde quedaron “tortitas de manteca para mamá que está contenta, tortitas de maíz, para papá que está feliz?” ¿Cuál es la prisa de que camine? Déjalo gatear; deja que se fortalezcan sus músculos, el sentido del equilibrio, la orientación; que aprenda a conocer el instrumento más extraordinario para conocer el mundo: su cuerpo.
Y cuando llega el momento de llevarlo al Centro de desarrollo Infantil… ¿no sería bueno que los padres firmaran un compromiso de asistir a Escuela para padres? Para muchas cosas nos preparamos menos para serlo. Ese tendría que ser un derecho de los niños y niñas, una liberación para los padres, que a final de cuentas, no saben qué hacer con sus hijos.
Los jardines de niños públicos y los privados tienen un viejo jaloneo. Los padres que pagan, a veces sumas semejantes a estudios superiores, exigen: ingles, computación y lectoescritura. Siempre me he preguntad por la urgencia de ésta última. ¿Tendrán en casa una biblioteca esperándoles? ¿O se trata de presumirle al vecino?
Los especialistas dicen que los jardines de niños es el espacio ideal para que los niños y las niñas aprendan competencias que los preparen a la vida; tiempo de aprender a socializar, a conocer sus posibilidades motrices, a jugar… en el juego se ponen las bases para sus futuras relaciones humanas. Tanta prisa por hacerlos grandes y el resto de la vida para buscar como recuperar al niño, a la niña interna a la que les faltaron besos, cantos, cuentos, alegría.
Derecho a que a las niñas, desde el inicio de su educación, se les presenten metas más altas que embarazarse en la secundaria. Derecho a recibir, en lugar de una barbie que la presione a ser anoréxica, una lupa que la invite a investigar; en lugar de entretener, estimular sus capacidades.
Derecho para los niños elijan el camino que su mente y corazón le indiquen. Abrir el estigma del “Éxito” mucho más allá de llenarnos de cosas que ocupan espacio, crean adicciones y empobrecen el horizonte. Derecho a que la televisión no mal informe a los jóvenes través de programas, como doce corazones, sobre lo que es el cortejo, el conocimiento de los otros: el noviazgo.
Derecho a que los adultos asuman su papel de liderazgo y conduzcan la nave con conciencia y compromiso. Analizar, participar, demandar, comprometerse. Los que tengan vocación para ser padres, adelante, los demás, los acompañamos y apoyamos, porque a final de cuentas, todos los niños y las niñas, los jóvenes son nuestros: son a los que les entregaremos la estafeta de nuestra cultura, de nuestra civilización.
Mérida Yucatán margarita_robleda@yahoo.com
YA ENCARRILADA…
Otros derechos de los niños y las niñas II
Margarita Robleda Moguel
Abro los ojos, observo y me pregunto: ¿tendremos todos la vocación de procrear? En mi caso, reconozco que soy una tía maravillosa que regala preguntas, horizontes, apoyos y confidencias. ¿Pero mamá? No lo creo. Mis curiosidades e inquietudes me llevan por los mil y un caminos. No tengo la capacidad ni los talentos inherentes a semejante especialidad. Así pues, me pregunto. ¿No tendría que ser un derecho para los niños y las niñas que sus papás se preguntaran alguna vez: tengo vocación de padre, de madre? “Caras vemos, gritos y sombrerazos a los hijos y a las hijas, no sabemos.” El registro civil, tendría que pedir por ley, junto con la prueba de sangre, un papel donde diga que los valientes que decidieron salir de su “mi, me, conmigo”, para apoyarse y crecer juntos, participaron en un curso de cuestionamiento profundo sobre su vocación paterna, maternal.
La otra sería, cuando la mujer va a su clínica para confirmar que va a tener un bebé; parte del servicio tendría que ser, otro papelito que diga que la futura mamá ya sabe que no debe darle a su bebe refresco de cola en su mamila, alimentarlo con sopas marchuchas y frituras… que los niños necesitan que les hablen, que les canten, que los arrullen y fortalezcan en el orgullo de sus raíces.
¿Dónde quedaron “tortitas de manteca para mamá que está contenta, tortitas de maíz, para papá que está feliz?” ¿Cuál es la prisa de que camine? Déjalo gatear; deja que se fortalezcan sus músculos, el sentido del equilibrio, la orientación; que aprenda a conocer el instrumento más extraordinario para conocer el mundo: su cuerpo.
Y cuando llega el momento de llevarlo al Centro de desarrollo Infantil… ¿no sería bueno que los padres firmaran un compromiso de asistir a Escuela para padres? Para muchas cosas nos preparamos menos para serlo. Ese tendría que ser un derecho de los niños y niñas, una liberación para los padres, que a final de cuentas, no saben qué hacer con sus hijos.
Los jardines de niños públicos y los privados tienen un viejo jaloneo. Los padres que pagan, a veces sumas semejantes a estudios superiores, exigen: ingles, computación y lectoescritura. Siempre me he preguntad por la urgencia de ésta última. ¿Tendrán en casa una biblioteca esperándoles? ¿O se trata de presumirle al vecino?
Los especialistas dicen que los jardines de niños es el espacio ideal para que los niños y las niñas aprendan competencias que los preparen a la vida; tiempo de aprender a socializar, a conocer sus posibilidades motrices, a jugar… en el juego se ponen las bases para sus futuras relaciones humanas. Tanta prisa por hacerlos grandes y el resto de la vida para buscar como recuperar al niño, a la niña interna a la que les faltaron besos, cantos, cuentos, alegría.
Derecho a que a las niñas, desde el inicio de su educación, se les presenten metas más altas que embarazarse en la secundaria. Derecho a recibir, en lugar de una barbie que la presione a ser anoréxica, una lupa que la invite a investigar; en lugar de entretener, estimular sus capacidades.
Derecho para los niños elijan el camino que su mente y corazón le indiquen. Abrir el estigma del “Éxito” mucho más allá de llenarnos de cosas que ocupan espacio, crean adicciones y empobrecen el horizonte. Derecho a que la televisión no mal informe a los jóvenes través de programas, como doce corazones, sobre lo que es el cortejo, el conocimiento de los otros: el noviazgo.
Derecho a que los adultos asuman su papel de liderazgo y conduzcan la nave con conciencia y compromiso. Analizar, participar, demandar, comprometerse. Los que tengan vocación para ser padres, adelante, los demás, los acompañamos y apoyamos, porque a final de cuentas, todos los niños y las niñas, los jóvenes son nuestros: son a los que les entregaremos la estafeta de nuestra cultura, de nuestra civilización.
Mérida Yucatán margarita_robleda@yahoo.com
Los otros derechos de los niños y de las niñas
MÉRIDA - Opinión. 05/06/2008
Otros derechos de los niños
Algunas ideas más
Por Margarita Robleda Moguel
Primero fue Olga Moguel de Derechos Humanos y ahora la diputada Bertha Pérez Medina quienes, amablemente, me han hecho llegar el documento con el cuadro de análisis y comparativo sobre las propuestas de ley de protección de niñas, niños y adolecentes del estado de Yucatán, que presentan para su aprobación, respectivamente, el PAN y el PRI, así como la propuesta ciudadana.Gracias, la democracia se construye entre todos y entre todas. Por mi parte, tengo algunas ideas, preocupaciones y preguntas que compartir. Partimos de que, como en botica, hay de todo. Para algunos, es de carácter urgente estipular leyes que aseguren casa, vestido y sustento, salud, educación, respeto y cultura. Para éstos y aquéllos, propongo que tendrían que haber, además, algunos otros derechos: Derecho a sentirse parte de una comunidad; a ser escuchado, a preguntar y que se le responda con la verdad; derecho a la esperanza de que, a pesar de todas las noticias amarillas, trabajando en conjunto y por el bien común, ¡saldremos adelante! Derecho a que sus maestros preparen sus clases más interesantes, y a que sus papás les den más tiempo, besos y abrazos, en lugar de lavar sus culpas de ausencias con regalos.Pero también, si hablamos de derechos, me pregunto: ¿y las obligaciones? Los niños y las niñas, los jóvenes tienen derecho a tener obligaciones. A crecer sabiéndose parte de una comunidad que cuenta con su compromiso y participación de acuerdo con su edad y posibilidades. Me pregunto cuánto les negamos al educarlos como centro del universo, que todo lo merecen, que no tienen que dar nada a cambio.Quiero hacer hincapié en que los niños y las niñas, los jóvenes tienen el derecho inalienable de contar con personal capacitado y respetuoso a la hora de hacer una denuncia ante la autoridad. Resulta inconcebible multiplicar el ultraje frente a trogloditas con licencia, que terminan dándole la razón al victimario por aquello de: “Ah, son usos y costumbres”.Hablar de derechos nos lleva a hablar del derecho que tienen nuestros hijos e hijas a tener límites que los ubiquen como parte de una familia, de una comunidad y, por supuesto, en su propio beneficio. De la misma manera que no les damos a nuestros hijos un cuchillo, tampoco le damos un carro, dinero y horario abierto cuando aún no tienen la capacidad de medir consecuencias. Derecho a soñar y a luchar por alcanzar sus sueños, en lugar de recibir y recibir sin siquiera haberlo deseado, sin el menos esfuerzo. Y después, ¿agradecimiento? ¿Cuál? Entiendo que la ley quiere proteger a los menores y prohíbe que trabajen. Pero me pregunto, ¿cuántos oficios y oportunidades de capacitación se han perdido por no poder trabajar de aprendices? ¿Cuál es la línea entre abuso y aprendizaje? El derecho a aprender a ser responsables de sí mismos tendría que estar incluido en el paquete.Derechos a que se les regalen cosas que a ellos les guste y no lo que a sus papás les hubiera gustado tener; derecho a tener más tiempo para jugar, para disfrutar el ocio creativo, en lugar de tantas clases vespertinas para cumplir las expectativas familiares; a que a las niñas las vistan de acuerdo con su edad y no de adolescentes.Derecho a tener metas más altas y modelos cercanos que los estimulen a alcanzar los valores universales. Derecho a tener información y orgullo de las raíces. Derecho a participar en el cuidado del planeta, nuestro único hogar. Derecho a la cercanía de los abuelos y sus cuentos, de las abuelas y sus recetas; a tíos y tías, primos y primas, de sangre o por elección; a más reuniones familiares, laboratorio natural para descubrir sus habilidades cantando, contando chistes, cocinando, declamando: conviviendo, sabiéndose parte importante de un todo. Derecho absoluto de ser aspirantes todos a la felicidad y, por último, al conocimiento de que ésta no se vende en las tiendas, aunque ellas lo pregonen a los cuatro vientos.Amarás y cuidarás a tus cachorros, a tus cachorras como a ti mismo.—
Mérida Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com
Otros derechos de los niños
Algunas ideas más
Por Margarita Robleda Moguel
Primero fue Olga Moguel de Derechos Humanos y ahora la diputada Bertha Pérez Medina quienes, amablemente, me han hecho llegar el documento con el cuadro de análisis y comparativo sobre las propuestas de ley de protección de niñas, niños y adolecentes del estado de Yucatán, que presentan para su aprobación, respectivamente, el PAN y el PRI, así como la propuesta ciudadana.Gracias, la democracia se construye entre todos y entre todas. Por mi parte, tengo algunas ideas, preocupaciones y preguntas que compartir. Partimos de que, como en botica, hay de todo. Para algunos, es de carácter urgente estipular leyes que aseguren casa, vestido y sustento, salud, educación, respeto y cultura. Para éstos y aquéllos, propongo que tendrían que haber, además, algunos otros derechos: Derecho a sentirse parte de una comunidad; a ser escuchado, a preguntar y que se le responda con la verdad; derecho a la esperanza de que, a pesar de todas las noticias amarillas, trabajando en conjunto y por el bien común, ¡saldremos adelante! Derecho a que sus maestros preparen sus clases más interesantes, y a que sus papás les den más tiempo, besos y abrazos, en lugar de lavar sus culpas de ausencias con regalos.Pero también, si hablamos de derechos, me pregunto: ¿y las obligaciones? Los niños y las niñas, los jóvenes tienen derecho a tener obligaciones. A crecer sabiéndose parte de una comunidad que cuenta con su compromiso y participación de acuerdo con su edad y posibilidades. Me pregunto cuánto les negamos al educarlos como centro del universo, que todo lo merecen, que no tienen que dar nada a cambio.Quiero hacer hincapié en que los niños y las niñas, los jóvenes tienen el derecho inalienable de contar con personal capacitado y respetuoso a la hora de hacer una denuncia ante la autoridad. Resulta inconcebible multiplicar el ultraje frente a trogloditas con licencia, que terminan dándole la razón al victimario por aquello de: “Ah, son usos y costumbres”.Hablar de derechos nos lleva a hablar del derecho que tienen nuestros hijos e hijas a tener límites que los ubiquen como parte de una familia, de una comunidad y, por supuesto, en su propio beneficio. De la misma manera que no les damos a nuestros hijos un cuchillo, tampoco le damos un carro, dinero y horario abierto cuando aún no tienen la capacidad de medir consecuencias. Derecho a soñar y a luchar por alcanzar sus sueños, en lugar de recibir y recibir sin siquiera haberlo deseado, sin el menos esfuerzo. Y después, ¿agradecimiento? ¿Cuál? Entiendo que la ley quiere proteger a los menores y prohíbe que trabajen. Pero me pregunto, ¿cuántos oficios y oportunidades de capacitación se han perdido por no poder trabajar de aprendices? ¿Cuál es la línea entre abuso y aprendizaje? El derecho a aprender a ser responsables de sí mismos tendría que estar incluido en el paquete.Derechos a que se les regalen cosas que a ellos les guste y no lo que a sus papás les hubiera gustado tener; derecho a tener más tiempo para jugar, para disfrutar el ocio creativo, en lugar de tantas clases vespertinas para cumplir las expectativas familiares; a que a las niñas las vistan de acuerdo con su edad y no de adolescentes.Derecho a tener metas más altas y modelos cercanos que los estimulen a alcanzar los valores universales. Derecho a tener información y orgullo de las raíces. Derecho a participar en el cuidado del planeta, nuestro único hogar. Derecho a la cercanía de los abuelos y sus cuentos, de las abuelas y sus recetas; a tíos y tías, primos y primas, de sangre o por elección; a más reuniones familiares, laboratorio natural para descubrir sus habilidades cantando, contando chistes, cocinando, declamando: conviviendo, sabiéndose parte importante de un todo. Derecho absoluto de ser aspirantes todos a la felicidad y, por último, al conocimiento de que ésta no se vende en las tiendas, aunque ellas lo pregonen a los cuatro vientos.Amarás y cuidarás a tus cachorros, a tus cachorras como a ti mismo.—
Mérida Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com
Coraza Corazón
MÉRIDA - Opinión. 28/08/2008
Para proteger a los hijos
Coraza juvenil
Por Margarita Robleda Moguel
Como un oasis en medio de tanta noticia desalentadora, tuve el gusto de ser testigo de la firma del convenio de Coraza Juvenil entre la representante de la Unicef, doña Susana Sottoli, y la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco.La nota del Diario nos dice: “Según el Estudio Básico Comunidad Objetivo (EBCO) del Centro de Integración Juvenil, en los últimos cuatro años en Mérida y varios municipios del interior aumentó en forma considerable el consumo de drogas en ese rango de la población. De cada 10 personas que inciden en las adicciones, según el EBCO, 4.5 son menores de 25 años. Por otra parte, en 2006, las autoridades reportaron un aumento del 21% en la cantidad de adolescentes involucrados en conductas tipificadas como delictivas en relación con las cifras de 2005. Y 2007 reportó un aumento del 41% con respecto a 2006”.La solución no es tan sencilla. La desigualdad social, el desempleo, la falta de oportunidades son algunas de las causas. Pobres cachorros nuestros con esa maldición de consumismo que nos ha tocado padecer: maquinaria aterradora, atizando, día y noche, su necesidad de sobresalir a su vecino, con ropa de marca, “aunque sea pirata”, con el celular con más botoncitos, aunque nunca logró aprender a usar los del anterior; con, con, con...Recordé cuando la violencia imperaba en la colonia Cordemex y cómo doña Blanca de Rioseco, esposa del entonces director de la paraestatal, le pidió ayuda a la maestra María Alicia Martínez Medrano. En muy poco tiempo, los alumnos del Centro Cultural Cordemex, diseñado por la maestra, comenzaron a arrasar con los premios estatales e incluso llegaron a ganar nacionales en danza, música, deportes, artesanías, ajedrez y gimnasia, entre otros. Muy pronto entregaban más certificados de primarias y secundarias abiertas que las instituciones creadas para ese fin. Aún hoy, 30 años después, seguimos circulando por la vida cultural, como actores, músicos, bailarines y directores de teatro, alumnos de esos tiempos maravillosos que nos cambiaron la vida.Doña Ivonne habló de comenzar con seis sedes en el sur de la ciudad de Mérida. Espacios donde los jóvenes podrán encontrar cauce a sus inquietudes y desarrollar sus habilidades y talentos. Reflexionando sobre el tema, pensaba que los funcionarios encargados tienen dos caminos: uno, comprender la trascendencia del proyecto y comprometerse con pasión, como sentido de su vocación de servicio; el otro, entender que o le entramos todos o muy pronto tendremos que vivir en búnkeres sitiados por las pandillas que controlan el lugar. No hay de otra.Nuestros jóvenes están enfermos de falta de esperanza. Somos nosotros los adultos los que con nuestra queja constante, nuestra crítica a todo, se la hemos ido matando día a día. Nos quejamos de la falta de valores, pero somos nosotros los que con nuestra doble moral les vamos enseñando el caminito a mentir, abusar, discriminar y robar. Evadir impuestos, responsabilidades y compromisos es la “jactancia” del que se siente “exitoso”. Muchos jóvenes carecen de identidad porque nosotros se la hemos robado al esconder nuestras raíces mestizas y ponderar únicamente lo ajeno, lo extranjero; algunos no tienen límites, porque nosotros los engañamos al hacerles creer que son el ombligo del mundo, que todo lo merecen, que no tienen que dar nada a cambio.Coraza de corazón de todos nosotros para proteger a los cachorros de nuestra especie. Apoyemos el proyecto, hagámoslo nuestro. Participemos.Coraza que proteja el alma, el corazón y la mente de nuestros muchachos; que los fortalezca y los apoye para alcanzar lo mejor de ellos mismos. Coraza que deje afuera la droga, la ignorancia, la injusticia, la impunidad, las mentiras, la intolerancia, el miedo, la soledad.— Tlalpan, D.F.margarita_robleda@yahoo.com
Carta a Carlos Slim
COSQUILLAS AL CORAZON
CARTA A CARLOS SLIM
Margarita Robleda Moguel
Estimado don Carlos:
Esta rana vestida de niña, ha cantado durante 30 años para niños y niñas hasta los 112 años porque a los 113, como que nos cambia el carácter. Ud. me va a disculpar, pero esta rana ve cosas que aparentemente los demás no y tiene la suficiente curiosidad y libertad de preguntar en búsqueda del bien común.
¡Felicidades! Gracias a Ud. un mexicano encabeza la lista de los más ricos del mundo. Es tan baja la autoestima de nuestra gente, que les dicen guey, y voltean. Necesitamos oír que alguien de nosotros llegó. Las cifras, que dicen Ud. maneja, son inconcebibles para el tamaño de mis neuronas. Las preguntas brincan al igual que mis ancas. ¿Qué puede una persona comprar después de los primeros 100 millones de dólares? ¿De los Mil? Llega un momento en que la capacidad de asimilar colesterol esta saturada. ¿Cuántos coches se pueden manejar al mismo tiempo? ¿Cuántas casas se puede tener de las que se recuerde, sin equivocarse, su dirección? ¿Cuántas de ellas albergan su rincón especial, íntimo?
Cubiertas sus necesidades, los seres humanos, desde el inicio de los tiempos, dedicaron su esfuerzo a buscar la belleza, a mejorar su calidad de vida. Tengo la impresión de que Ud., y sus herederos de muchísimas generaciones, no tendrán que preocuparse por buscar el chivo. Así que, sin esas limitaciones en mente, reconozca que Ud. es uno de los poquísimos mexicanos que tienen la capacidad de transformar este país. ¡Máre! dirían en mi charca. ¡Qué afortunado! Lo invito a considerar que Ud. puede cambiar la historia de México utilizando esa capacidad tan prodigiosa, no por nada lo llaman rey Midas, para dejar una huella que diga que su paso por esta tierra no fue en balde.
Por lo que se, sus empresas son de servicio. ¿Quiénes serán sus clientes con tanto desempleo que se avecina? Urgen empresas productivas con visión comprometida con México, con el planeta. Alimentos, energías alternativas, tecnología de punta. Urge planeación a largo plazo e invertir en investigación y educación; en actividades que despierten al mexicano de la apatía en la que parece haberse atorado; que le recuperen al Caballero Águila que lleva dormido en el alma.
Pareciera que los partidos políticos sólo andan tras el hueso. Es la hora de los ciudadanos para luchar por el México que amamos. ¡Qué mejor manera de festejar el 15! En lugar de “hasta atrás”, ¡hasta adelante!
Lo invito a tomar conciencia de la trascendencia de sus posibilidades. Lo necesitamos urgentemente. ¡Gracias!
margarita_robleda@yahoo.com
CARTA A CARLOS SLIM
Margarita Robleda Moguel
Estimado don Carlos:
Esta rana vestida de niña, ha cantado durante 30 años para niños y niñas hasta los 112 años porque a los 113, como que nos cambia el carácter. Ud. me va a disculpar, pero esta rana ve cosas que aparentemente los demás no y tiene la suficiente curiosidad y libertad de preguntar en búsqueda del bien común.
¡Felicidades! Gracias a Ud. un mexicano encabeza la lista de los más ricos del mundo. Es tan baja la autoestima de nuestra gente, que les dicen guey, y voltean. Necesitamos oír que alguien de nosotros llegó. Las cifras, que dicen Ud. maneja, son inconcebibles para el tamaño de mis neuronas. Las preguntas brincan al igual que mis ancas. ¿Qué puede una persona comprar después de los primeros 100 millones de dólares? ¿De los Mil? Llega un momento en que la capacidad de asimilar colesterol esta saturada. ¿Cuántos coches se pueden manejar al mismo tiempo? ¿Cuántas casas se puede tener de las que se recuerde, sin equivocarse, su dirección? ¿Cuántas de ellas albergan su rincón especial, íntimo?
Cubiertas sus necesidades, los seres humanos, desde el inicio de los tiempos, dedicaron su esfuerzo a buscar la belleza, a mejorar su calidad de vida. Tengo la impresión de que Ud., y sus herederos de muchísimas generaciones, no tendrán que preocuparse por buscar el chivo. Así que, sin esas limitaciones en mente, reconozca que Ud. es uno de los poquísimos mexicanos que tienen la capacidad de transformar este país. ¡Máre! dirían en mi charca. ¡Qué afortunado! Lo invito a considerar que Ud. puede cambiar la historia de México utilizando esa capacidad tan prodigiosa, no por nada lo llaman rey Midas, para dejar una huella que diga que su paso por esta tierra no fue en balde.
Por lo que se, sus empresas son de servicio. ¿Quiénes serán sus clientes con tanto desempleo que se avecina? Urgen empresas productivas con visión comprometida con México, con el planeta. Alimentos, energías alternativas, tecnología de punta. Urge planeación a largo plazo e invertir en investigación y educación; en actividades que despierten al mexicano de la apatía en la que parece haberse atorado; que le recuperen al Caballero Águila que lleva dormido en el alma.
Pareciera que los partidos políticos sólo andan tras el hueso. Es la hora de los ciudadanos para luchar por el México que amamos. ¡Qué mejor manera de festejar el 15! En lugar de “hasta atrás”, ¡hasta adelante!
Lo invito a tomar conciencia de la trascendencia de sus posibilidades. Lo necesitamos urgentemente. ¡Gracias!
margarita_robleda@yahoo.com
Carta a Emilio Azcarraga Jean
COSQUILLAS AL CORAZON
CARTA A EMILIO AZCÁRRAGA JEAN
Margarita Robleda Moguel
Dicen que: “Hijo de tigre… pintito” y parece que con Ud., tuvieron razón. ¡Qué paquete le tocó! ¡Uf! Y así, de un día para el otro, al frente de semejante emporio. Seguramente las aves de mal agüero, hicieron sus predicciones fatalistas. Pero el “pintito”, salió avante: apago estrellas, encendió otras; estampó su sello y, como quiera que sea, Televisa siguió creciendo a pesar de los detractores.
Soy una rana vestida de niña que lleva más de 30 años de cantar y contar cuentos a los niños y a las niñas. Tranquilo, no busco trabajo. Gracias a Dios tengo más que suficiente dentro y fuera del país. Es la libertad de los años en los caminos y el amor a México lo que me impulsa a escribirle, como el mes pasado lo hice con Sr. Carlos Slim. En lugar de preocuparme, quiero ocuparme haciendo lo que se: ver cosas que aparentemente no son tan visibles para otros, quizás por las prisas y luces de neón. Así pues, veo políticos atorados en el hueso, veo demasiada tristeza a nuestro alrededor; veo que somos nosotros, los ciudadanos comprometidos con el país, los que lo impulsaran a salir adelante.
Seguramente Ud. es conciente del poder de su empresa. Es increíble que, un “guey” de otro rollo, les comparta a su público, la visión de sí mismo, y peor aun, que nuestros cachorros la hayan adoptado. México necesita tigres, panteras, hormigas, jaguares… ¿Qué podemos hacer?
Lo invito a participar en el rescate de nuestro país. Lo invito a hacer conciencia de la trascendencia de su programación. No se trata únicamente de ganar más dinero que otros gozarán, porque Ud. jamás podrá gastar el que ya tiene, a costa de adormecer a nuestra gente con chismes de sabanas, de engañar a los jóvenes sobre el cortejo, con esos doce corazones hormonales, de llenar sus espíritus de violencia, frustración, miedo, soledad, que tarde o temprano nos pasaran la factura.
Veo que a través de las telenovelas tocan temas de reflexión y lo felicito. En el pasado, campesinos sin estudios hablaban mucho mejor que algunos universitarios de hoy en día, porque los locutores de radio y televisión, tenían cultura y por lo tanto, un lenguaje mucho más variado y rico. ¿Ganamos o perdimos?
Lo invito a trascender en la historia de México. Saquemos juntos “al guey de la barranca”; que salga el Caballero Tigre que palpita en su corazón y que lo lance a participar en esta gran batalla cuyo beneficiario es, en primer lugar, México y por ende: nosotros. La violencia de nuestras calles es apenas la punta del iceberg. ¿Contamos con Ud.? margarita_robleda@yahoo
CARTA A EMILIO AZCÁRRAGA JEAN
Margarita Robleda Moguel
Dicen que: “Hijo de tigre… pintito” y parece que con Ud., tuvieron razón. ¡Qué paquete le tocó! ¡Uf! Y así, de un día para el otro, al frente de semejante emporio. Seguramente las aves de mal agüero, hicieron sus predicciones fatalistas. Pero el “pintito”, salió avante: apago estrellas, encendió otras; estampó su sello y, como quiera que sea, Televisa siguió creciendo a pesar de los detractores.
Soy una rana vestida de niña que lleva más de 30 años de cantar y contar cuentos a los niños y a las niñas. Tranquilo, no busco trabajo. Gracias a Dios tengo más que suficiente dentro y fuera del país. Es la libertad de los años en los caminos y el amor a México lo que me impulsa a escribirle, como el mes pasado lo hice con Sr. Carlos Slim. En lugar de preocuparme, quiero ocuparme haciendo lo que se: ver cosas que aparentemente no son tan visibles para otros, quizás por las prisas y luces de neón. Así pues, veo políticos atorados en el hueso, veo demasiada tristeza a nuestro alrededor; veo que somos nosotros, los ciudadanos comprometidos con el país, los que lo impulsaran a salir adelante.
Seguramente Ud. es conciente del poder de su empresa. Es increíble que, un “guey” de otro rollo, les comparta a su público, la visión de sí mismo, y peor aun, que nuestros cachorros la hayan adoptado. México necesita tigres, panteras, hormigas, jaguares… ¿Qué podemos hacer?
Lo invito a participar en el rescate de nuestro país. Lo invito a hacer conciencia de la trascendencia de su programación. No se trata únicamente de ganar más dinero que otros gozarán, porque Ud. jamás podrá gastar el que ya tiene, a costa de adormecer a nuestra gente con chismes de sabanas, de engañar a los jóvenes sobre el cortejo, con esos doce corazones hormonales, de llenar sus espíritus de violencia, frustración, miedo, soledad, que tarde o temprano nos pasaran la factura.
Veo que a través de las telenovelas tocan temas de reflexión y lo felicito. En el pasado, campesinos sin estudios hablaban mucho mejor que algunos universitarios de hoy en día, porque los locutores de radio y televisión, tenían cultura y por lo tanto, un lenguaje mucho más variado y rico. ¿Ganamos o perdimos?
Lo invito a trascender en la historia de México. Saquemos juntos “al guey de la barranca”; que salga el Caballero Tigre que palpita en su corazón y que lo lance a participar en esta gran batalla cuyo beneficiario es, en primer lugar, México y por ende: nosotros. La violencia de nuestras calles es apenas la punta del iceberg. ¿Contamos con Ud.? margarita_robleda@yahoo
lunes, 27 de octubre de 2008
Queridos maestros y maestras
MÉRIDA - Opinión. 27/10/2008
Queridos maestros y maestras
En el mismo barco
Por Margarita Robleda Moguel
Hace algún tiempo me llegó, vía correo, el ofrecimiento de títulos de licenciaturas, maestrías o doctorados de mi universidad favorita, la que fuere, con el promedio ideal a mis aspiraciones. Lo único, hacía hincapié en un asomo de ¿ética?, que no estaba a la venta era el título de médico; era contra sus “principios” poner en riesgo la vida humana.Hoy me pregunto: ¿Qué es más riesgoso: un médico que “entierra” sus errores o un maestro, una maestra que los expulsa al mundo con cuentas por cobrar? ¿Por qué de pronto recuerdo al “Mocha Orejas”? Podría sonar a broma, pero no lo es.Al destaparse el caño sale la porquería, pero también brota la luz: descubrimos las razones por las que estábamos atorados.Me reconozco incapaz de entender las intenciones del que propuso ¿impuso? semejante “conquista” ¿magisterial?: vender tu plaza... ¿a quién? No importa. ¿Tiene vocación? Es lo de menos. Ya sea que se venda a... ¿un carpintero? que ahora, en lugar de hacer cantar a la madera, le... ¿cobrará a sus alumnos la frustración de no entender qué diablos hace ahí? O heredarla a un pariente a quien le hubiera gustado jugar fut, pero “no hay que desaprovechar la oportunidad de la jubilación del gobierno”; sin darse cuenta de que llega a la jubilación anticipada, real y verdadera, al perder sus sueños, sus posibilidades, su capacidad.Quizás hemos visto demasiado cine, pero siempre entendimos que había un “bajo mundo” con sus propias leyes y códigos de “honor”. Ahora, cuando vemos cómo matan a civiles, al “me late”, al “porque se me pega...”, cuando vemos la manera tan rupestre con la que responden algunos policías, como en el antro Divine en el D.F., me doy cuenta de que hace mucho que sacaron el civismo de las aulas; que palabras como honor, respeto, discreción, magnanimidad, solidaridad... si no son practicadas en sus casas, son absolutamente desconocidas para las nuevas generaciones.Y es que ¿desde hace cuánto se heredan, se venden, se trafican las plazas? ¿Cuántas generaciones llevamos en este fraude? ¿En manos de quiénes han estado y están nuestros chiquitos? ¿Formándose? Luego salen al mundo laboral con el papelito y petulancias de licenciado, para descubrir su incapacidad para hablar, para redactar una propuesta de trabajo. A final de cuentas, ¿quién ganó? Entiendo que esta negación a aceptar la reforma educativa es simplemente el terror a perder lo invertido al comprar la plaza; pánico a tomar el examen y que ¿descubran? la verdad. Si no es así, les ruego que me expliquen, de una manera lógica, inteligente, el abandono de la causa de su vocación: la formación de nuestros niños y niñas.Pero ¿saben? Inmersos en lo inmediato, perdemos de vista lo importante. Se nos olvida que estamos en el mismo barco: México; que nos conviene a todos, a todas, cimentar una educación de calidad. La India lo hizo y está saliendo adelante; Irlanda, uno de los países más pobres de Europa, lo está haciendo. Ambos tienen índices de crecimiento muy superiores al nuestro. Este camino de simulación que estamos viviendo tiene un solo destino, y éste, hay que tener claridad, va en contra nuestra.Queridos maestros, maestras, contamos con ustedes para rescatar a México. Si se trata de conveniencias, les conviene a ustedes, nos conviene a nosotros: todos saldremos ganando. Gracias a ustedes y a su labor, seremos más críticos, más analíticos, más conscientes y comprometidos con nuestra comunidad, con el medio ambiente, con nosotros mismos. Basta ya de ponernos “hasta atrás” para gritar: ¡Viva México!, pongámonos “hasta el frente” y comprometámonos con él.— Mérida Yucatán.margarita_robleda@yahoo.com
jueves, 8 de mayo de 2008
Diario de Yucatan MÉRIDA - Opinión. 01/05/2008
Deseamos ser amados y amar
A, de atrevida
Por Margarita Robleda Moguel
Atrevida tendría que ser mi primer nombre. Sí, Atrevida Robleda Moguel. Sólo así me explico haber aceptado ir a la Universidad Complutense de Madrid a presentar una charla a los alumnos de la Facultad de Educación. Si de por sí aun cargamos quinientos años de sentirnos menos por haber perdido la competencia que debimos haber tenido en el terreno de las matemáticas y no a las trompadas, ser doctora en cosquillas verbales y besos de rana, autodidacta y curiosa, frente a tanto diploma y doctorados con nombre ininteligibles: pesa; provoca, entre otras cosas, abundancia de humedades en las palmas de las manos y cerrazón de garganta.
Hace unos días crucé el charco invitada por una pequeña editorial, atrevida como yo, que en tiempos en que la mayoría de las editoriales le apuestan más a las lentejuelas de su caratula y a su guerra mercadotécnica que al contenido del libro, Sabina Editorial elige textos que tienen que ver con las personas y la vida, con el lenguaje de la madre y el de los sentimientos: con lo auténtico.
Así pues, protegida por los sueños de la mujer que bordó el hipil que me engalanaba, fortalecida con la búsqueda y el trabajo de los años y un morral de libros publicados en Colombia, Estados Unidos y México, muerta de susto, llegué al sitio de la presentación.
El beso de rana “¡croack!” es infalible. Rompe los esquemas y pregona lo lúdico, lo distinto: conecta. Los jóvenes se relajaron, sonrieron y abrieron una ventana por la cual me colé.
Mientras hablaba, sus ojos se abrían llenos de sorpresa. Pareciera que escuchaban el lenguaje extraño de una extraterrestre.
“No concibo —les decía— una maestra, un maestro que llegue a su salón sin su carga de alegría, de entusiasmo. Nuestros niños y niñas están enfermos de falta de esperanza. Los adultos no hacemos más que quejarnos”.¿Estudiar? ¿Para qué si el mundo es una porquería? Lo dice mi papá. “Si no tienes pasión por compartir con tus alumnos el placer por el conocimiento en sí, el deseo de transforma el mundo en un sitio más humano, justo y alegre... pon un puesto de pepitas: deja más. El consumismo ha manoseado las palabras, las ha trastocado, empobrecido. Nos quieren vender que la felicidad se compra, cuando basta asomarnos al fondo de nuestro corazón para encontrarla. Antes, la palabra bondad era un modelo a seguir. Hoy se menciona con un dejo de lástima. Antes se aspiraba a ser bueno, útil y feliz... hoy se mata por ser rico, aunque no se sea bueno, ni útil, ni siquiera feliz. El hecho de que estén aquí me llena de esperanza, a pesar de que vivimos en una sociedad materialista y aparentemente deshumanizada, siguen surgiendo locos como ustedes que reciben la estafeta y le apuestan a la educación, a la transformación del ser humano, a la felicidad”.
Les conté mis cuentos vestida de cuentera: con todo. “No se puede contar un cuento, les insistí, con cara de tablas de multiplicar, hay que vivirlo, disfrutarlo”. “Inquietudes de una raya” es universal, siempre sorprende. Les di elementos para inventar adivinanzas. Hubo algunos que se dieron permiso de recibir la A de atrevidos que les traje de regalo. Hubo risas y cosquillas de palabras. El gozo deambulaba por el recinto.
Llena de orgullo les compartí que mis abuelos habían construido el Castillo de Chichen Itzá, una de las siete maravillas del mundo, sin computadora, sin metales, ni maquinaria pesada... que incluso le habían regalado el cero a los de Microsoft para que inventaran la computadora. Los invité a visitar Yucatán para disfrutar de nuestra cultura.
Terminamos dándonos abrazos y dos besos como aquí se acostumbran. Fue un momento muy especial donde nos reconocimos como lo que realmente somos, independientemente del lado del charco en el que nos encontremos: seres humanos que deseamos amar y ser amados, ser apreciados y dejar una huella que diga que nuestro paso por esta vida no fue en vano. ¡Vale!—
Madrid, España. www.margarita_robleda@yahoo.com
lunes, 4 de febrero de 2008
Enfermos de falta de esperanza
Diario de Yucatán
MÉRIDA - Ciudadanos - Comunidades. 2/20/2007
Enfermos de falta de esperanza
Por Margarita Robleda Moguel
La Primera Columna del pasado 11 de febrero me “partió el alma”, dirían en mi pueblo. Una cosa es sufrir con las noticias de todos aquellos que viven en condiciones que no tendrían que padecer, si realmente nos guiáramos por los Derechos Internacionales de los Niños y la Niñas, y otra leer que situaciones, como las que narra el artículo, están sucediendo en casa: el sur y el norte se unen, no existen diferencias.¿Qué nos están diciendo estos jóvenes? Igual me pregunto cuando veo una pared de grafitos ¿cuál es el mensaje de quien lo escribió? ¿Qué quiere decir? Quizás... ¡Me siento solo! ¿Alguien sabe por dónde? ¡Me está llevando la “chipiriflais”! Así, frente los hechos, sólo me queda pensar que esos jóvenes lanzan un grito desgarrador que nosotros, los adultos, los que se supone sabemos, debemos descifrar.Lo primero que viene a mi mente es que a estos muchachos “les vale”. No importa si los ven a plena luz del día encima de un capirote, si los reconocen, que se enteren sus papás. ¿Cuál es el grado de dolor al que llega una persona para decidir: me vale lo que piensen, lo que digan, me vale todo, mi comunidad, mi familia: yo? ¿Es acaso una nota previa a la del suicidio? Veo una absoluta falta de esperanza. Vivimos en una sociedad que nos ha impuesto metas inalcanzables para la mayoría de los habitantes de este planeta. Por doquier nos atropellan con que hay que ser rico, exitoso y flaco. No hay alternativas. Para ser rico no importa destruir el medio ambiente y abusar de los semejantes; para ser flaco, nuestras niñas y niños mueren de anorexia o en manos de mercachifles que ofrecen menús de cierres y de quita y pon; para el éxito, la meta es alcanzar “aunque sean” cinco minutos de fama y si no lo puedo lograr por mis méritos, porque “¡ay qué flojera esforzarme por algo!”, por lo menos en un “reality show” a la vista de todos y en una de esas hasta me premian y hacen reina del carnaval.Nuestros jóvenes están enfermos de falta de esperanza. ¿Para qué estudiar si van a heredar o de todas maneras lo que ganen no les va a alcanzar? A unos los veo deambular por los centros comerciales acumulando enojo de ver lo que no pueden comprar; a otros, hartos porque lo comprado no llena el agujero del alma.Unos coleccionan celulares, otros hacen trácala y media para tener el de más botoncitos; y claro, que sirva de algo, que me saque del anonimato, aunque sea mostrando mis rincones secretos. ¡Dejar huella patente de mi paso por este mundo! ¡Cuánto dolor! Quieren vivir la vida lo más rápido posible porque no hay un mañana. Y es que los adultos no hemos sabido compartirles la esperanza de un futuro más justo, más alegre y feliz. Desde niños han escuchado que el mundo es una porquería. Nuestra vocación a la queja constante, como si compitiéramos por la “Presidencia vitalicia del sufridor más sufrido”, enferma a nuestros pequeños. Cada vez que decimos a los hijos: ¡Eres terrible!, lo programamos para serlo. ¿Qué tal si en lugar de buscar culpables remendamos la esperanza y comenzamos por algo? Autoridades y candidatos: urgen espacios deportivos y culturales. Las pandillas se juntan por el gusto de hacerlo, démosles algo que hacer: “El ocio es la madre de todos los vicios” sigue estando vigente. Más presupuesto a educación y cultura dentro y fuera de las escuelas: libros, teatro, danza, música, deportes, ajedrez, satisfactores que redundaran en menos notas de despedida, pistolas antimotines y segundos pisos en las cárceles, que si no hacemos algo, pronto habrá en cada esquina.Noche familiar: apagar la televisión y encender a la familia: una vez al mes, a la semana. Hoy toca noche de cuentos, de canciones, ¡de bailar rock and roll! ¡De platicar! En lugar de quejarnos, hagamos aeróbics mentales para encontrar las ventajas que en todo hay... el que busca encuentra. No todo está perdido. Siempre hemos vivido en crisis y salimos adelante, ¿no podremos hacerlo ahora? ¡Me canso! dirían en mi pueblo y tienen razón.Sociedad: constructores, tomen en cuenta espacios recreativos, más árboles, más verdes.Medios: reconozcan más el esfuerzo de las personas para lograr sus metas, la participación en beneficio de la comunidad.Empresarios: visión social, global y a largo plazo: ahorrar en empleados se traduce en menos consumidores, en conflictos sociales.Comerciantes: mayor sensibilidad y compromiso en el uso de la mercadotecnia. Honestidad en las bondades del producto sería muy apreciada.Sociedad: que cada quien desde su espacio promueva la justicia, el respeto y la solidaridad. Que nuestros hijos nos vean participando por la comunidad, construyendo un mañana.Todos: paremos las orejas, descifremos los mensajes: ¡aún estamos a tiempo!— Santa Gertrudis Copó, Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com
MÉRIDA - Ciudadanos - Comunidades. 2/20/2007
Enfermos de falta de esperanza
Por Margarita Robleda Moguel
La Primera Columna del pasado 11 de febrero me “partió el alma”, dirían en mi pueblo. Una cosa es sufrir con las noticias de todos aquellos que viven en condiciones que no tendrían que padecer, si realmente nos guiáramos por los Derechos Internacionales de los Niños y la Niñas, y otra leer que situaciones, como las que narra el artículo, están sucediendo en casa: el sur y el norte se unen, no existen diferencias.¿Qué nos están diciendo estos jóvenes? Igual me pregunto cuando veo una pared de grafitos ¿cuál es el mensaje de quien lo escribió? ¿Qué quiere decir? Quizás... ¡Me siento solo! ¿Alguien sabe por dónde? ¡Me está llevando la “chipiriflais”! Así, frente los hechos, sólo me queda pensar que esos jóvenes lanzan un grito desgarrador que nosotros, los adultos, los que se supone sabemos, debemos descifrar.Lo primero que viene a mi mente es que a estos muchachos “les vale”. No importa si los ven a plena luz del día encima de un capirote, si los reconocen, que se enteren sus papás. ¿Cuál es el grado de dolor al que llega una persona para decidir: me vale lo que piensen, lo que digan, me vale todo, mi comunidad, mi familia: yo? ¿Es acaso una nota previa a la del suicidio? Veo una absoluta falta de esperanza. Vivimos en una sociedad que nos ha impuesto metas inalcanzables para la mayoría de los habitantes de este planeta. Por doquier nos atropellan con que hay que ser rico, exitoso y flaco. No hay alternativas. Para ser rico no importa destruir el medio ambiente y abusar de los semejantes; para ser flaco, nuestras niñas y niños mueren de anorexia o en manos de mercachifles que ofrecen menús de cierres y de quita y pon; para el éxito, la meta es alcanzar “aunque sean” cinco minutos de fama y si no lo puedo lograr por mis méritos, porque “¡ay qué flojera esforzarme por algo!”, por lo menos en un “reality show” a la vista de todos y en una de esas hasta me premian y hacen reina del carnaval.Nuestros jóvenes están enfermos de falta de esperanza. ¿Para qué estudiar si van a heredar o de todas maneras lo que ganen no les va a alcanzar? A unos los veo deambular por los centros comerciales acumulando enojo de ver lo que no pueden comprar; a otros, hartos porque lo comprado no llena el agujero del alma.Unos coleccionan celulares, otros hacen trácala y media para tener el de más botoncitos; y claro, que sirva de algo, que me saque del anonimato, aunque sea mostrando mis rincones secretos. ¡Dejar huella patente de mi paso por este mundo! ¡Cuánto dolor! Quieren vivir la vida lo más rápido posible porque no hay un mañana. Y es que los adultos no hemos sabido compartirles la esperanza de un futuro más justo, más alegre y feliz. Desde niños han escuchado que el mundo es una porquería. Nuestra vocación a la queja constante, como si compitiéramos por la “Presidencia vitalicia del sufridor más sufrido”, enferma a nuestros pequeños. Cada vez que decimos a los hijos: ¡Eres terrible!, lo programamos para serlo. ¿Qué tal si en lugar de buscar culpables remendamos la esperanza y comenzamos por algo? Autoridades y candidatos: urgen espacios deportivos y culturales. Las pandillas se juntan por el gusto de hacerlo, démosles algo que hacer: “El ocio es la madre de todos los vicios” sigue estando vigente. Más presupuesto a educación y cultura dentro y fuera de las escuelas: libros, teatro, danza, música, deportes, ajedrez, satisfactores que redundaran en menos notas de despedida, pistolas antimotines y segundos pisos en las cárceles, que si no hacemos algo, pronto habrá en cada esquina.Noche familiar: apagar la televisión y encender a la familia: una vez al mes, a la semana. Hoy toca noche de cuentos, de canciones, ¡de bailar rock and roll! ¡De platicar! En lugar de quejarnos, hagamos aeróbics mentales para encontrar las ventajas que en todo hay... el que busca encuentra. No todo está perdido. Siempre hemos vivido en crisis y salimos adelante, ¿no podremos hacerlo ahora? ¡Me canso! dirían en mi pueblo y tienen razón.Sociedad: constructores, tomen en cuenta espacios recreativos, más árboles, más verdes.Medios: reconozcan más el esfuerzo de las personas para lograr sus metas, la participación en beneficio de la comunidad.Empresarios: visión social, global y a largo plazo: ahorrar en empleados se traduce en menos consumidores, en conflictos sociales.Comerciantes: mayor sensibilidad y compromiso en el uso de la mercadotecnia. Honestidad en las bondades del producto sería muy apreciada.Sociedad: que cada quien desde su espacio promueva la justicia, el respeto y la solidaridad. Que nuestros hijos nos vean participando por la comunidad, construyendo un mañana.Todos: paremos las orejas, descifremos los mensajes: ¡aún estamos a tiempo!— Santa Gertrudis Copó, Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com
Decir temporada
Diario de Yucatán
DECIR TEMPORADA….
Margarita Robleda Moguel
Decir temporada… es decir encuentro conmigo misma: con mis recuerdos, nostalgias y raíces; con los amigos y los otros vecinos, los de temporada; con todos aquellos con los que hilamos nuestra historia que se entrelaza y mezcla, se enriquece y trunca: porque algunos de nuestros amores y sueños, fueron escritos sobre la arena y las olas, que vienen y van, se los llevaron a recorre el mundo y nunca más los volvimos a ver.
Decir temporada… es abrir el cofre de la memoria y dejar que se escapen los olores a sargazo, a brisa marina, flores de mariposa y lirios; a cocotazos recién horneado en el Resbalón. Es el perfume de mi abuela Margot que llegaba puntualmente, desde San Antonio Tejas, lugar de su residencia, a la cita anual con sus recuerdos de infancia y sus retoños.
Queso de bola, mantequilla dos manos, aceite sinsat, carne tulip, galletas saladas Dondé en lata grande; biscochos, sardinas, carne endiablada, leche condensada, charritos con su dotación de chiles jalapeños, pasta de guayaba y queso daisy…. provisiones básicas traídas de Mérida especialmente para la temporada, junto con las velas para los apagones y los juegos de mesa. Las tortillas, el fríjol negro, el arroz blanco, los plátanos fritos, el chile habanero kut y la cebolla curtida son de cajón para acompañar las postas de pescado frito o el tik in xic de mero que se mercan fresquesitos a la orilla de la playa.
La masa para disfrazar los naches para la merienda, así como los rábanos, el cilantro, tomate, calabacita, los pepinos, las huayas para hacer xax, los deliciosos zaramullos, sapotes, caimitos, anonas, nacenes, pitayas y limones, muchos limones frescos, muy frescos, en los mercados locales. Los granizados de tamarindo con el Ganso o el banana split de Milán. La corrida de toros en Chibxulub, y la feria en el malecón de Progreso. Alboroto colectivo al escuchar: merengues, flor de leche, besitos, sapotitos… o ¡el triangulo de los barquillos!
Decir temporada… es amanecer con el pregón de: “Diario” y estar conectado con el mundo, y a media mañana la plática sabrosa de los vecinos y parientes remojados en trajes de baño y calzoneras en ese inmenso mar que nos desnuda las vanidades y hace manifiesta nuestra fragilidad: diluye las marcas de ropa, los títulos universitarios y las diferencias bancarias; es la cervecita con xikelpac a medio día y la lunada al anochecer. Es el enjambre de niños y niñas que deambulábamos de la mañana a la noche sin preocupación de los mayores que sabían bien que no faltaría la invitación a la hora del almuerzo o la merienda como tampoco la decisión de su parte a la reciprocidad llegado el momento. Telarañas de hamacas que descubren infinidad de recovecos y posibilidades, hospedan al peregrino. Es asomarse a ver los bailes en Cocoteros mientras se alcanza la edad y estar enterada de quien le gusta a quien por el rubor de las mejillas y el brillo de los ojos.
Decir temporada, es decir sencillez. Es la ultimo pasada a la ropa vieja, ya de por si heredada de los hermanos mayores, así como el darle beneficio a los muebles sin oficio, uso a las ollas, los platos y cubiertos si pareja. Es compartir lo que se tiene sin aspiración ninguna ni competencia.
Decir temporada… es tener todo esto en mente y no saber cómo compartirle a los hijos, que nos miran atónitos y se quejan de aburrimiento, lo bien que la pasábamos sin celular, televisión, Internet, lancha, motos, nintendos y demás juguetes electrónicos, jugando beis, quemados, quim bomba, lotería y dígalo con mímica, haciendo papalotes, perdiendo sayonaras en la ciénega, platicando cara a cara, leyendo libros de aventuras y paseando en carreta; tan sólo, sentaditos en las bardas, viéndonos pasar.
Decir temporada, en la actualidad, es el privilegio de detener la loca carrera a ninguna parte, de recuperar el aliento, recordar, retomar la vida, escuchar el acento de ese pájaro azul que llevamos en el alma y que por las prisas y el “estrés” hemos silenciado. Es abrir el cofre de la memoria y reanudar los lazos de afecto con los parientes antes de hacerlo en la misa de pésame; es desempolvar la guitarra, recuperar el romance, reactivar el fuego y el privilegio de contar estrellas, a solas, en pareja, en familia. Es abrir los ojos muy grandes y esperar, contra toda esperanza, ver el rayo verde al ponerse el sol y así alcanzar el deseo anhelado.
Decir temporada… es agradecer, de rodillas, la inmensa fortuna, sin merecerlo, como diría mi madre, de tener tan cerca nuestra bellísima costa yucateca y la posibilidad, tan lejana para la mayoría, de poder ir de temporada.
Sta. Gertrudis Copó Yuc. margarita_robleda@yahoo.com
DECIR TEMPORADA….
Margarita Robleda Moguel
Decir temporada… es decir encuentro conmigo misma: con mis recuerdos, nostalgias y raíces; con los amigos y los otros vecinos, los de temporada; con todos aquellos con los que hilamos nuestra historia que se entrelaza y mezcla, se enriquece y trunca: porque algunos de nuestros amores y sueños, fueron escritos sobre la arena y las olas, que vienen y van, se los llevaron a recorre el mundo y nunca más los volvimos a ver.
Decir temporada… es abrir el cofre de la memoria y dejar que se escapen los olores a sargazo, a brisa marina, flores de mariposa y lirios; a cocotazos recién horneado en el Resbalón. Es el perfume de mi abuela Margot que llegaba puntualmente, desde San Antonio Tejas, lugar de su residencia, a la cita anual con sus recuerdos de infancia y sus retoños.
Queso de bola, mantequilla dos manos, aceite sinsat, carne tulip, galletas saladas Dondé en lata grande; biscochos, sardinas, carne endiablada, leche condensada, charritos con su dotación de chiles jalapeños, pasta de guayaba y queso daisy…. provisiones básicas traídas de Mérida especialmente para la temporada, junto con las velas para los apagones y los juegos de mesa. Las tortillas, el fríjol negro, el arroz blanco, los plátanos fritos, el chile habanero kut y la cebolla curtida son de cajón para acompañar las postas de pescado frito o el tik in xic de mero que se mercan fresquesitos a la orilla de la playa.
La masa para disfrazar los naches para la merienda, así como los rábanos, el cilantro, tomate, calabacita, los pepinos, las huayas para hacer xax, los deliciosos zaramullos, sapotes, caimitos, anonas, nacenes, pitayas y limones, muchos limones frescos, muy frescos, en los mercados locales. Los granizados de tamarindo con el Ganso o el banana split de Milán. La corrida de toros en Chibxulub, y la feria en el malecón de Progreso. Alboroto colectivo al escuchar: merengues, flor de leche, besitos, sapotitos… o ¡el triangulo de los barquillos!
Decir temporada… es amanecer con el pregón de: “Diario” y estar conectado con el mundo, y a media mañana la plática sabrosa de los vecinos y parientes remojados en trajes de baño y calzoneras en ese inmenso mar que nos desnuda las vanidades y hace manifiesta nuestra fragilidad: diluye las marcas de ropa, los títulos universitarios y las diferencias bancarias; es la cervecita con xikelpac a medio día y la lunada al anochecer. Es el enjambre de niños y niñas que deambulábamos de la mañana a la noche sin preocupación de los mayores que sabían bien que no faltaría la invitación a la hora del almuerzo o la merienda como tampoco la decisión de su parte a la reciprocidad llegado el momento. Telarañas de hamacas que descubren infinidad de recovecos y posibilidades, hospedan al peregrino. Es asomarse a ver los bailes en Cocoteros mientras se alcanza la edad y estar enterada de quien le gusta a quien por el rubor de las mejillas y el brillo de los ojos.
Decir temporada, es decir sencillez. Es la ultimo pasada a la ropa vieja, ya de por si heredada de los hermanos mayores, así como el darle beneficio a los muebles sin oficio, uso a las ollas, los platos y cubiertos si pareja. Es compartir lo que se tiene sin aspiración ninguna ni competencia.
Decir temporada… es tener todo esto en mente y no saber cómo compartirle a los hijos, que nos miran atónitos y se quejan de aburrimiento, lo bien que la pasábamos sin celular, televisión, Internet, lancha, motos, nintendos y demás juguetes electrónicos, jugando beis, quemados, quim bomba, lotería y dígalo con mímica, haciendo papalotes, perdiendo sayonaras en la ciénega, platicando cara a cara, leyendo libros de aventuras y paseando en carreta; tan sólo, sentaditos en las bardas, viéndonos pasar.
Decir temporada, en la actualidad, es el privilegio de detener la loca carrera a ninguna parte, de recuperar el aliento, recordar, retomar la vida, escuchar el acento de ese pájaro azul que llevamos en el alma y que por las prisas y el “estrés” hemos silenciado. Es abrir el cofre de la memoria y reanudar los lazos de afecto con los parientes antes de hacerlo en la misa de pésame; es desempolvar la guitarra, recuperar el romance, reactivar el fuego y el privilegio de contar estrellas, a solas, en pareja, en familia. Es abrir los ojos muy grandes y esperar, contra toda esperanza, ver el rayo verde al ponerse el sol y así alcanzar el deseo anhelado.
Decir temporada… es agradecer, de rodillas, la inmensa fortuna, sin merecerlo, como diría mi madre, de tener tan cerca nuestra bellísima costa yucateca y la posibilidad, tan lejana para la mayoría, de poder ir de temporada.
Sta. Gertrudis Copó Yuc. margarita_robleda@yahoo.com
El paraguas
Diario de Yucatán
MÉRIDA - Opinión. 19/09/2007
De fantasmas a seres humanos
El paraguas
Por Margarita Robleda Moguel
Generalmente los paraguas sirven para “guardarnos” del sol, para proteger de la lluvia, para perderse o empuñar como espada en caso de casos. En días pasados, conocí uno diferente. Se llama la biblioteca.El descubrimiento aconteció durante la II Feria del Libro de la Biblioteca de Dallas, Texas, a la que fuimos invitados escritores de varios países. De México: el maestro Ignacio Solares, Mónica Lavín y la de la voz.El tour de los siete pisos fue muy impresionante. En él pude ver, con algo de envidia, cómo cuidan con amoroso respeto algunos de los primeros manuscritos y objetos ligados con los creadores.Recorriendo los pisos, de asombro en asombro reparé en la gran cantidad de homeless que circulaban por el edificio. Caminan como sombras, muy derechitas, de puntitas, en su disfraz de incógnito.Miran al techo o al piso y responden en tono de susurro el saludo en los elevadores; hacen todo lo posible para pasar desapercibidos, ignoran a los que fruncen la nariz o manifiestan entre dientes su rechazo. En español se les llama, entre otros nombres: indigentes o teporochos. Fue la palabra homeless, los sin hogar, la que me quito el tapete y reposicionó el papel de la biblioteca dentro de la comunidad.Estos hombres y mujeres sin hogar, sin techo ni papelitos considerados imprescindibles por nuestra sociedad tienen una credencial de la biblioteca que les permite dejar de ser un número de fantasma anónimo que pulula y muere en las esquinas de nuestras ciudades; los conecta al mundo, con la vida, con los demás y, muy particularmente, con ellos mismos: ¡Recuperan su ser persona! Son los primeros en llegar y los últimos en marcharse.Al abrir la biblioteca corren a la computadora que les permitirá comunicarse a través del Internet con el mundo; leen periódicos, libros de ciencia o aventuras, se reconocen en el espejo del baño, buscan trabajo, viajan en los mapamundis, sobreviven el calor: se reencuentran.“Sí, la biblioteca es el gran paraguas que nos arropa, nos reúne. Afuera esta la lluvia, el Sol..., elementos que agreden, separan y disminuyen”, comenté durante el desayuno que ofreció la República de China a los participantes de la feria. “¡Los seres humanos nos parecemos tanto! ¿Qué queremos? Amar y ser amados, ser apreciados: ¡participar! Los llamados indigentes cargan a cuestas historias terroríficas; en sus cicatrices se pueden leer el maltrato y la injusticia, la desesperanza les carcomió el alma. Nosotros, los trabajadores de la cultura, luchamos muchas veces en condiciones adversas por construir un mundo más justo, interesante y hermoso por lo que terminamos siendo colegas de los anteriores.“Nosotros también somos señalados como distintos, extranjeros; en camino, medio norteados, en conflicto y crisis: en proceso. ¿Peligrosos? Sobrevivientes, ambos, en busca de un techo, de un piso generoso que nos permita florecer. ¡Bravo señores y señoras, por su capacidad de entender los tiempos! Por su conciencia de la biblioteca, no es una bodega de archivo muerto y papeles clasificados, sino la custodia de la memoria de la humanidad, la conexión con el mundo exterior y el universo interno; un espejo donde reconocernos, el sitio donde encontrarnos, la fuente para beber raíces, el telar para bordar alas: el amoroso paraguas que nos cobija a todos”.—
Santa Gertrudis Copó, Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com
MÉRIDA - Opinión. 19/09/2007
De fantasmas a seres humanos
El paraguas
Por Margarita Robleda Moguel
Generalmente los paraguas sirven para “guardarnos” del sol, para proteger de la lluvia, para perderse o empuñar como espada en caso de casos. En días pasados, conocí uno diferente. Se llama la biblioteca.El descubrimiento aconteció durante la II Feria del Libro de la Biblioteca de Dallas, Texas, a la que fuimos invitados escritores de varios países. De México: el maestro Ignacio Solares, Mónica Lavín y la de la voz.El tour de los siete pisos fue muy impresionante. En él pude ver, con algo de envidia, cómo cuidan con amoroso respeto algunos de los primeros manuscritos y objetos ligados con los creadores.Recorriendo los pisos, de asombro en asombro reparé en la gran cantidad de homeless que circulaban por el edificio. Caminan como sombras, muy derechitas, de puntitas, en su disfraz de incógnito.Miran al techo o al piso y responden en tono de susurro el saludo en los elevadores; hacen todo lo posible para pasar desapercibidos, ignoran a los que fruncen la nariz o manifiestan entre dientes su rechazo. En español se les llama, entre otros nombres: indigentes o teporochos. Fue la palabra homeless, los sin hogar, la que me quito el tapete y reposicionó el papel de la biblioteca dentro de la comunidad.Estos hombres y mujeres sin hogar, sin techo ni papelitos considerados imprescindibles por nuestra sociedad tienen una credencial de la biblioteca que les permite dejar de ser un número de fantasma anónimo que pulula y muere en las esquinas de nuestras ciudades; los conecta al mundo, con la vida, con los demás y, muy particularmente, con ellos mismos: ¡Recuperan su ser persona! Son los primeros en llegar y los últimos en marcharse.Al abrir la biblioteca corren a la computadora que les permitirá comunicarse a través del Internet con el mundo; leen periódicos, libros de ciencia o aventuras, se reconocen en el espejo del baño, buscan trabajo, viajan en los mapamundis, sobreviven el calor: se reencuentran.“Sí, la biblioteca es el gran paraguas que nos arropa, nos reúne. Afuera esta la lluvia, el Sol..., elementos que agreden, separan y disminuyen”, comenté durante el desayuno que ofreció la República de China a los participantes de la feria. “¡Los seres humanos nos parecemos tanto! ¿Qué queremos? Amar y ser amados, ser apreciados: ¡participar! Los llamados indigentes cargan a cuestas historias terroríficas; en sus cicatrices se pueden leer el maltrato y la injusticia, la desesperanza les carcomió el alma. Nosotros, los trabajadores de la cultura, luchamos muchas veces en condiciones adversas por construir un mundo más justo, interesante y hermoso por lo que terminamos siendo colegas de los anteriores.“Nosotros también somos señalados como distintos, extranjeros; en camino, medio norteados, en conflicto y crisis: en proceso. ¿Peligrosos? Sobrevivientes, ambos, en busca de un techo, de un piso generoso que nos permita florecer. ¡Bravo señores y señoras, por su capacidad de entender los tiempos! Por su conciencia de la biblioteca, no es una bodega de archivo muerto y papeles clasificados, sino la custodia de la memoria de la humanidad, la conexión con el mundo exterior y el universo interno; un espejo donde reconocernos, el sitio donde encontrarnos, la fuente para beber raíces, el telar para bordar alas: el amoroso paraguas que nos cobija a todos”.—
Santa Gertrudis Copó, Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com
Carta a los Reyes
Diario de Yucatán
MÉRIDA - Opinión. 05/01/2008
Se trata de buscar, llegar y encontrar
Queridos Reyes Magos
Por Margarita Robleda Moguel
Sí, ya sé que ni fueron reyes, ni magos ni siquiera tres. Pero bueno, juguemos al “chen tu tuz” tan de boga hoy día, donde nada es lo que parece y todos jugamos a aparentar lo que no somos. Nos sentimos “marcados” si no ves-timos de marca, si no tenemos “lo último”, si vivimos en el norte, si vivimos en el sur..., sin darnos cuenta de que ya de por sí vivir ¡es una ganancia! Así pues, si se trata de pedir, solicito atentamente: una coraza protectora del hechizo del comercio. Antenas que detecten el truco. Siempre me van a ofrecer ser más guapa, más flaca, más joven, rica y feliz que los demás. Ojo, esto último es el queso de la ratonera.Solicito ampliación de memoria. Con eso de que vivimos de prisa, en estrés y light, la memoria de nuestro disco duro es cada vez más reducida; quizás porque la saturamos de información de sábanas y vidas ajenas que pueblan las orejas, ventanas y revistas mal llamadas del corazón. Por andar pendientes de la malacrianza de las Hilton o las locuras de las Britney, no seguimos, por ejemplo, el proceso de la educación en México, la selección de los consejeros de IFE. ¿Magnicidio en Paquistán? ¿Qué es eso? Así pues, por favor, tráiganme muchas revistas de “sudokus” para ejercitar la mente y mantener lejos al alemán; me niego a olvidar que por más que la corte suprema absuelva a los “góber” que se sientan preciosos, Lydia Cacho fue secuestrada porque denunció a un pederasta, a un sujeto sin entrañas que lastimó a infinidad de nuestras niñas, a las cachorritas de nuestra especie, a las que les vamos a pasar la estafeta de la civilización.¡Qué débil es nuestra memoria! ¿Dónde quedó Montiel? ¿Dónde los Bribiesca? ¿Y aquella directora de la Lotería Nacional que alimentaba a “Vamos México”? ¿Alguien se acuerda de Muñoz Rocha, al que quisieron dar carpetazo y contrataron a la Pa-ca para sembrar su osamenta? ¿Dónde quedó? Nadie se acuerda ya de los beneficios de la pasada administración, todo es cuestionable... “Si te vi, ni te conozco”. ¿Com' va ser? dirían en mi pueblo, ¡sí somos los mismos! Hoy te toca a ti la guía de la guagua, mañana me toca a mí, pasado aquel. El objetivo: el bien de Yucatán. Un sabio refrán dice que con la vara que midas serás medido... y, ¡Uay!, el tiempo pasa volando. Mañana me tocará defender tu esfuerzo, pero hoy, si se trata de reconocer: por lo que sé, José Carlos Guzmán Alcocer nunca le pidió a nadie una “mordida”, situación que no todas las administraciones pueden presumir en un pastel como es la Cousey.Queridos Reyes: si ustedes no eran reyes, tampoco magos y menos tres... lo único que me queda pensar es que eran algo mucho más sofisticado: ¡Gambusinos! ¡Eso! Hombres y mujeres inquietos, curiosos, buscadores de tesoros, de la verdad y de la vida. Eso quiero: siempre en camino: curiosa, inquieta, preguntona... ¡viva! Me niego a vivir atrapada en el consumismo, en competencia con los que me rodean, aunque se diga que ando: con su mismo esto, con su mismo aquello. Estoy decidida a continuar siendo de la polinesia, porque si de ser necia se trata, nada de vaciladas. En lugar de desmemoriada: alerta, atenta, exigente, comprometida. En vez de enajenada en los desplumaderos disfrazados de “centros de diversión”, de presidenta la Queja Perenne o en el limbo del Prozac: participando.Se trata de buscar, de llegar y encontrar: de aprender, de volver a comenzar, de acompañar, de entusiasmar a otros. Me encanta saber que ustedes no fueron tres... Y es que, ¿saben?, la realidad es que... ya no nos cocemos al primer hervor; ya no nos llevan al baile tan fácilmente... No estoy sola, ¡somos muchísimos y muchísimas más!— Mérida, Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com
margaritarobleda.blogspot.com
MÉRIDA
MÉRIDA - Opinión. 05/01/2008
Se trata de buscar, llegar y encontrar
Queridos Reyes Magos
Por Margarita Robleda Moguel
Sí, ya sé que ni fueron reyes, ni magos ni siquiera tres. Pero bueno, juguemos al “chen tu tuz” tan de boga hoy día, donde nada es lo que parece y todos jugamos a aparentar lo que no somos. Nos sentimos “marcados” si no ves-timos de marca, si no tenemos “lo último”, si vivimos en el norte, si vivimos en el sur..., sin darnos cuenta de que ya de por sí vivir ¡es una ganancia! Así pues, si se trata de pedir, solicito atentamente: una coraza protectora del hechizo del comercio. Antenas que detecten el truco. Siempre me van a ofrecer ser más guapa, más flaca, más joven, rica y feliz que los demás. Ojo, esto último es el queso de la ratonera.Solicito ampliación de memoria. Con eso de que vivimos de prisa, en estrés y light, la memoria de nuestro disco duro es cada vez más reducida; quizás porque la saturamos de información de sábanas y vidas ajenas que pueblan las orejas, ventanas y revistas mal llamadas del corazón. Por andar pendientes de la malacrianza de las Hilton o las locuras de las Britney, no seguimos, por ejemplo, el proceso de la educación en México, la selección de los consejeros de IFE. ¿Magnicidio en Paquistán? ¿Qué es eso? Así pues, por favor, tráiganme muchas revistas de “sudokus” para ejercitar la mente y mantener lejos al alemán; me niego a olvidar que por más que la corte suprema absuelva a los “góber” que se sientan preciosos, Lydia Cacho fue secuestrada porque denunció a un pederasta, a un sujeto sin entrañas que lastimó a infinidad de nuestras niñas, a las cachorritas de nuestra especie, a las que les vamos a pasar la estafeta de la civilización.¡Qué débil es nuestra memoria! ¿Dónde quedó Montiel? ¿Dónde los Bribiesca? ¿Y aquella directora de la Lotería Nacional que alimentaba a “Vamos México”? ¿Alguien se acuerda de Muñoz Rocha, al que quisieron dar carpetazo y contrataron a la Pa-ca para sembrar su osamenta? ¿Dónde quedó? Nadie se acuerda ya de los beneficios de la pasada administración, todo es cuestionable... “Si te vi, ni te conozco”. ¿Com' va ser? dirían en mi pueblo, ¡sí somos los mismos! Hoy te toca a ti la guía de la guagua, mañana me toca a mí, pasado aquel. El objetivo: el bien de Yucatán. Un sabio refrán dice que con la vara que midas serás medido... y, ¡Uay!, el tiempo pasa volando. Mañana me tocará defender tu esfuerzo, pero hoy, si se trata de reconocer: por lo que sé, José Carlos Guzmán Alcocer nunca le pidió a nadie una “mordida”, situación que no todas las administraciones pueden presumir en un pastel como es la Cousey.Queridos Reyes: si ustedes no eran reyes, tampoco magos y menos tres... lo único que me queda pensar es que eran algo mucho más sofisticado: ¡Gambusinos! ¡Eso! Hombres y mujeres inquietos, curiosos, buscadores de tesoros, de la verdad y de la vida. Eso quiero: siempre en camino: curiosa, inquieta, preguntona... ¡viva! Me niego a vivir atrapada en el consumismo, en competencia con los que me rodean, aunque se diga que ando: con su mismo esto, con su mismo aquello. Estoy decidida a continuar siendo de la polinesia, porque si de ser necia se trata, nada de vaciladas. En lugar de desmemoriada: alerta, atenta, exigente, comprometida. En vez de enajenada en los desplumaderos disfrazados de “centros de diversión”, de presidenta la Queja Perenne o en el limbo del Prozac: participando.Se trata de buscar, de llegar y encontrar: de aprender, de volver a comenzar, de acompañar, de entusiasmar a otros. Me encanta saber que ustedes no fueron tres... Y es que, ¿saben?, la realidad es que... ya no nos cocemos al primer hervor; ya no nos llevan al baile tan fácilmente... No estoy sola, ¡somos muchísimos y muchísimas más!— Mérida, Yucatán.
margarita_robleda@yahoo.com
margaritarobleda.blogspot.com
MÉRIDA
A manera de rebeldía
Diario de Yucatan
MÉRIDA - Opinión. 25/11/2007
A manera de rebeldía
¿Por qué leer?Por Margarita Robleda MoguelQuizás porque la exuberancia de la primavera pasó de largo, el verano y sus calores amainaron y el otoño nos cobija e invita a la reflexión, porque sí, porque no... el último mes ha sido un verdadero carrusel alrededor de la lectura en lugares muy diversos.Comencé con el Congreso de Lectura 2007 “Para leer el siglo XXI” en La Habana, Cuba, donde nos encontramos especialistas de todo el continente y España alrededor de la pregunta: ¿Cómo invitar a leer a las nuevas generaciones? Desde México hasta la Patagonia fuimos compartiendo nuestras preguntas, sueños y aterrizajes: nuestras preocupaciones.De ahí brinqué a un colegio en Monterrey, donde se ha hecho un trabajo sensacional y llevan 11 ferias del libro y los niños y niñas se preparan y ahorran por el enorme placer de elegir libros.Para mi sorpresa, el trabajo de autor es reconocido y apreciado, por lo que las presentaciones fueron una delicia que estimula a continuar en la batalla. Dentro del Festival de la Palabra en el Distrito Federal participamos con un trabajo sobre la importancia de promover la lectura ante los coordinadores de la promoción de la lectura de los estados.“¿Qué puedo decirles a ustedes que no sea su batalla de cada día? —les pregunté—. Esta presentación se tendría que hacer a las autoridades que muchas veces, al no ser lectores, deciden a ciegas y, otras, con reflexiones tan profundas como 'de tin marín de do pingüé...' algo tan trascendental como es el alimento de nuestra mente, de nuestro espíritu; del estimulo que nos mueve”.Un pueblo que no lee no tiene memoria, no reflexiona, no analiza, no evalúa, no aprende, no tiene puntos de comparación para tomar decisiones. Seguirá siendo esclavo; ayer de opresores más fáciles de distinguir; hoy, entre otros, del consumismo que nos carcome el alma.Del Distrito Federal brinqué a Tuxtla Gutiérrez con la invitación de abrir fronteras: “La mente se parece a los paracaídas, sólo si se abre funciona”, frente a 300 maestros y maestras responsables de los 31 Centros de Educación Continua de ese estado. Su deseo de aprender me llenó de entusiasmo, fortaleció mi esperanza.Y por último, en este brinca brinca para compartir el gozo por la lectura, mérito, más bien, de unos abuelos y padres lectores, llegué la IV Feria del Libro de la Biblioteca de Savannah Gorgia, cuya comunidad es consciente de la importancia de leer y patrocina este evento anual donde se invitan a 10 autores de los Estados Unidos, uno de Canadá y por segunda ocasión a esta una, de México.Lugares diversos, convocados por instituciones distintas, patrocinados de maneras varias, una sola preocupación: ¿cómo acercar a chicos y grandes a la lectura? Ante la catástrofe de Tabasco y el ofrecimiento del presidente Calderón de invertir 20,000 millones de pesos, sin quitarle ni un ápice al apoyo de nuestros hermanos y hermanas tabasqueños, me preguntaba: ¿qué podríamos hacer con una suma semejante? ¡Nada es gratis! Hay que invertir.¿Qué pasaría si nuestras autoridades reconocieran la trascendencia de la educación, si realmente nos comprometiéramos con el futuro de México promoviendo la ciencia y la tecnología, las artes y la formación humana? ¿Cuánto se necesitaría invertir si reconocemos honestamente el lugar que ocupamos en el ámbito internacional? ¿Arriba de Haití? ¿De Honduras? Se hacen intentos, pero me pregunto si evalúan de verdad, si... Si realmente existe conciencia, visión, compromiso y no únicamente la consigna de llenar un reporte: “de cumplir”.¿Por qué leer? Cada quien tiene que encontrar su respuesta. Un sobrino le dijo a su mamá: “A mí me gusta leer nada más lo que me gusta”. Sabiduría pura. Lo importante es ofrecer un menú amplio y variado donde cada quien encuentre su fuente para continuar abriendo puertas y ventanas al universo exterior y a la infinidad de universos que existen en nuestro interior.A final de cuentas, los autores sólo somos personas que queremos compartir nuestras aventuras, romances, miedos, misterios, descubrimientos, preguntas, investigaciones, poemas y juegos de palabras, entre otros. Las bibliotecas tendrían que llamarse “casa de los amigos”, porque unos son los amigos que visitan a los otros que ahí esperan para compartir su bagaje.A final de cuentas hay que leer como una manera de rebeldía, como una afirmación; como un acto de supervivencia, de permanencia, de lucidez, para reconocerme y reconocer al otro, a la otra, pero sobre todo, leer como un inmenso acto de amor a nosotros mismos.— Mérida, Yucatán.
margarita-robleda@yahoo.com
http://margaritarobleda.blogspot.com/
MÉRIDA - Opinión. 25/11/2007
A manera de rebeldía
¿Por qué leer?Por Margarita Robleda MoguelQuizás porque la exuberancia de la primavera pasó de largo, el verano y sus calores amainaron y el otoño nos cobija e invita a la reflexión, porque sí, porque no... el último mes ha sido un verdadero carrusel alrededor de la lectura en lugares muy diversos.Comencé con el Congreso de Lectura 2007 “Para leer el siglo XXI” en La Habana, Cuba, donde nos encontramos especialistas de todo el continente y España alrededor de la pregunta: ¿Cómo invitar a leer a las nuevas generaciones? Desde México hasta la Patagonia fuimos compartiendo nuestras preguntas, sueños y aterrizajes: nuestras preocupaciones.De ahí brinqué a un colegio en Monterrey, donde se ha hecho un trabajo sensacional y llevan 11 ferias del libro y los niños y niñas se preparan y ahorran por el enorme placer de elegir libros.Para mi sorpresa, el trabajo de autor es reconocido y apreciado, por lo que las presentaciones fueron una delicia que estimula a continuar en la batalla. Dentro del Festival de la Palabra en el Distrito Federal participamos con un trabajo sobre la importancia de promover la lectura ante los coordinadores de la promoción de la lectura de los estados.“¿Qué puedo decirles a ustedes que no sea su batalla de cada día? —les pregunté—. Esta presentación se tendría que hacer a las autoridades que muchas veces, al no ser lectores, deciden a ciegas y, otras, con reflexiones tan profundas como 'de tin marín de do pingüé...' algo tan trascendental como es el alimento de nuestra mente, de nuestro espíritu; del estimulo que nos mueve”.Un pueblo que no lee no tiene memoria, no reflexiona, no analiza, no evalúa, no aprende, no tiene puntos de comparación para tomar decisiones. Seguirá siendo esclavo; ayer de opresores más fáciles de distinguir; hoy, entre otros, del consumismo que nos carcome el alma.Del Distrito Federal brinqué a Tuxtla Gutiérrez con la invitación de abrir fronteras: “La mente se parece a los paracaídas, sólo si se abre funciona”, frente a 300 maestros y maestras responsables de los 31 Centros de Educación Continua de ese estado. Su deseo de aprender me llenó de entusiasmo, fortaleció mi esperanza.Y por último, en este brinca brinca para compartir el gozo por la lectura, mérito, más bien, de unos abuelos y padres lectores, llegué la IV Feria del Libro de la Biblioteca de Savannah Gorgia, cuya comunidad es consciente de la importancia de leer y patrocina este evento anual donde se invitan a 10 autores de los Estados Unidos, uno de Canadá y por segunda ocasión a esta una, de México.Lugares diversos, convocados por instituciones distintas, patrocinados de maneras varias, una sola preocupación: ¿cómo acercar a chicos y grandes a la lectura? Ante la catástrofe de Tabasco y el ofrecimiento del presidente Calderón de invertir 20,000 millones de pesos, sin quitarle ni un ápice al apoyo de nuestros hermanos y hermanas tabasqueños, me preguntaba: ¿qué podríamos hacer con una suma semejante? ¡Nada es gratis! Hay que invertir.¿Qué pasaría si nuestras autoridades reconocieran la trascendencia de la educación, si realmente nos comprometiéramos con el futuro de México promoviendo la ciencia y la tecnología, las artes y la formación humana? ¿Cuánto se necesitaría invertir si reconocemos honestamente el lugar que ocupamos en el ámbito internacional? ¿Arriba de Haití? ¿De Honduras? Se hacen intentos, pero me pregunto si evalúan de verdad, si... Si realmente existe conciencia, visión, compromiso y no únicamente la consigna de llenar un reporte: “de cumplir”.¿Por qué leer? Cada quien tiene que encontrar su respuesta. Un sobrino le dijo a su mamá: “A mí me gusta leer nada más lo que me gusta”. Sabiduría pura. Lo importante es ofrecer un menú amplio y variado donde cada quien encuentre su fuente para continuar abriendo puertas y ventanas al universo exterior y a la infinidad de universos que existen en nuestro interior.A final de cuentas, los autores sólo somos personas que queremos compartir nuestras aventuras, romances, miedos, misterios, descubrimientos, preguntas, investigaciones, poemas y juegos de palabras, entre otros. Las bibliotecas tendrían que llamarse “casa de los amigos”, porque unos son los amigos que visitan a los otros que ahí esperan para compartir su bagaje.A final de cuentas hay que leer como una manera de rebeldía, como una afirmación; como un acto de supervivencia, de permanencia, de lucidez, para reconocerme y reconocer al otro, a la otra, pero sobre todo, leer como un inmenso acto de amor a nosotros mismos.— Mérida, Yucatán.
margarita-robleda@yahoo.com
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